Hasta hace unos días. Porque en septiembre, aprovechando que Maridín iba a estar unos días en septiembre en Madrid con nosotros (él normalmente se toma las 3 semanas de vacaciones de rigor y luego se vuelve solo y resignado a Alemania a ganarse el pan nuestro de cada día) aprovechamos para hacernos una sesión familiar con Gosia y Fernando. A la hora de elegir fotógraf@ no tuve muchas dudas, porque aunque obviamente conozco a unos cuantos y la mayoría, además, son amigos, Gosia, como ya conté aquí, es mi maestra, así que no podía pedírselo a nadie más.
No fue un trabajo fácil: tres niños de mal humor (por turnos, para complicarlo un poquito más), un marido resignado (que lo dio todo, eso sí) y una madre más acostumbrada a estar detrás de la cámara que delante... No era precisamente la situación ideal para una sesión de fotos profesional, pero incluso en esas condiciones nos dieron un maravilloso paseo por el Madrid de los Austrias (¡no me imagino un escenario mejor!), aguantaron estoicamente los sucesivos turnos de mala leche infantil y encima nos invitaron a un vermut en su casa. ¿Se puede pedir más?
Aquí van algunas de mis fotos preferidas de la sesión (aunque hay muchas más), con permiso de Gosia y Fernando.
Gosia y Fernando, ¡¡OS QUEREMOS!! Y ahora me voy a buscar una buena imprenta, que es la única excusa que me queda...