Según los reportes realizados por las agencias de noticias antes señaladas, el planeta es considerablemente más grande que la Tierra y se encuentra a 1400 años luz de nuestra galaxia, en la constelación de Cygnus. El planeta fue bautizado con el nombre de Kepler 452b, precisamente en el honor al telescopio que ayudó a su descubrimiento.
Según lo que los científicos de la NASA señalan, Kepler 452b es 60% más grande que nuestra Tierra, considerablemente más viejo y orbita en una zona que se considera “habitable” de una estrella muy parecida a nuestro Sol. Gracias a estas características, es muy probable que pueda llegar a albergar vida. Lo calificaron como “un primo más grande y más viejo de la Tierra”.
El jefe de Análisis de Datos de la misión Kepler, Jon Penkins, señala que consideran que Kepler 542b tiene una gravedad que supera dos veces a la de la Tierra, además, consideran que puede ser rocoso, con una atmósfera más densa por la presencia de volcanes activos y, gracias al efecto de su Sol (que emite 10% más de energía que nuestro sol a la Tierra), el planeta es de una proporción superior a la de nuestro planeta. Un dato curioso es que cada año en Kepler 452b dura unos 385 días.
El telescopio Kepler, que ayudó al descubrimiento, es capaz de analizar los cambios de intensidad de la energía emitida por una estrella. Utiliza, para tal actividad, la frecuencia y la reducción de la luminosidad que le permiten, preciosamente, confirmar la presencia o no de planetas.