La única técnica efectiva que conocemos para captarlos consiste en dejar el obturador de la cámara abierto a la espera de que se produzca el fenómeno y, sobre todo, armarnos de paciencia.
Por lo general, en plena tormenta, éstos tienen lugar a intervalos de unos 15 a 20 segundos. Es preferible tratar de fotografiarlos por la noche o con escasa luz, ya que durante el día la imagen resultará sobreexpuesta debido a las largas exposiciones. Sólo con la práctica llegaremos a encontrar los parámetros exactos para una buena imagen. No obstante, la penumbra que sucede durante el crespúsculo o al anochecer puede servirnos como valores de partida para nuestros ajustes que podrían ser para la apertura de un valor de f/2.8 y sensibilidad ISO de 200, con el fin de evitar el ruido que se produce en las capturas de exposiciones largas.
¿Has fotografiado alguna vez relámpagos? ¡Nos encantaría ver tus fotos!