La imagen por excelencia, la puesta de sol o crespúsculo, colorea con tintes cálidos nuestras fotos. El momento ideal para conseguirlo es justo cuando ya se ha puesto el Sol pero aún existe luz diurna, instantes en los cuales pueden obtenerse unas fotografías de gran belleza.
Si además "disponemos" de nubes en nuestro encuadre, se consigue un fuerte contraste y un efecto más colorista. Hacerlo desde la orilla del mar o un lago, nos reportará un efecto doble: que el crepúsculo se refleje en las aguas como un espejo, fundiéndose con el cielo.
Hay que tener en cuenta que la luz aunque es muy bonita es en estos momentos un poco escasa, así que para asegurar una toma nítida con esas condiciones de luz, y sin trípode, habrá que aumentar la sensibilidad ISO a valores altos (como mucho, ISO 800).
Si al revisar las fotos en tu ordenador observas algo de ruido, te recomendamos el filtro NoiseNinja de PictureSoft para Photoshop, que resuelve con gran solvencia este tipo de situaciones.
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