Lo que rompe esta relación de correspondencia es la diferencia entre las consecuencias de una “mala puntuación” en los dos ámbitos. Así, mientras que uno puede fastidiarse y abandonar una lectura accidentada, una vialidad sin señalamientos o en la que estos no se emplean con suficiencia o de la manera adecuada, puede provocar un accidente que literalmente nos “saque” de nosotros mismos.
Tal es la importancia de exigir a las autoridades competentes una señalización precisa o de autoexigírnosla asumiendo la responsabilidad ciudadana en el sentido más amplio.
Es por eso que colocar topes de caucho o cojines de desaceleración a propósito de indicar a los conductores en qué momento y en qué tramos deben disminuir la velocidad a la que circulan por estacionamientos y vialidades, es, además de una medida preventiva para cuidar tu patrimonio, un gesto de conciencia ciudadana que beneficiará la experiencia de tu comunidad en sus desplazamientos.
Esta medida es aplicable a las calles aledañas a tu fraccionamiento, la escuela de tus hijos o el local donde opera tu negocio, pero también a esos espacios en los que, sin tener una injerencia directa en la toma de decisiones, te encuentras en la posibilidad de exigir o sugerir mejoras desde la calidad de usuario o cliente frecuente.
Si bien, llevarlas a cabo conlleva una inversión, cumplir con la parte de responsabilidad que te corresponde no implica que asumas el coste en solitario; antes bien, supone la oportunidad para establecer vínculos y tender puentes de diálogo entre vecinos de local o de fraccionamiento, lo que es trasladable a una situación en que te encuentres junto a otros padres de familia o en un contexto más amplio, entre otros ciudadanos (conductores y peatones por igual) que al igual que tú enfrentan a diario las condiciones de inseguridad que resultan de la falta de una señalización funcional.
Aunque la mayoría de las veces poner a prueba las propias habilidades de convocatoria y organización no es sencillo y requiere de “dar el extra” en tiempo y atención, hacerlo merece la pena al ser una muestra de compromiso con el bienestar personal y colectivo, y en el caso particular, porque ofrecerá a los implicados la garantía de circular con seguridad por los tramos que más frecuentan, o –dicho en otras palabras– una lectura más ágil y provechosa de los trayectos que escriben su cotidianidad.
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