Hoy en día la industria de los videojuegos es considerada una de las plataformas más importantes (por no decir la que más) del sector del ocio y el entretenimiento. Los videojuegos cuentan con superproducciones comparables a las de su competidora más directa, el cine. Sus campañas publicitarias están en todas partes. Mueven millones, tanto económicamente hablando como en adeptos y seguidores. Jugadores que impulsados por el juego online, han comenzado a organizarse en equipos, competiciones y como consecuencia la aparición de torneos e-sports.
Pero como todo, este mundo también tiene un comienzo y un culpable. Ralph Baer, el considerado el “padre de las videoconsolas”, no fue quien creó el primer videojuego pero si el culpable de que tengamos una videoconsola conectada a un televisor.
Videoconsolas: Primera generación (1972 – 1977)
Magnavox Odyssey (1972)
Rudolph Heinrich Baer, comúnmente conocido como Ralph Baer. Hijo de familia judía que escapando del régimen nazi (tan solo dos meses antes de la noche de los cristales rotos) buscó rehacer su vida en los Estados Unidos.
Después de graduarse en el Instituto Nacional de Radio como técnico de servicio de radio, en 1943 fue reclutado por el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial. Le destinaron al departamento de inteligencia militar en Londres, lejos del campo de batalla. Gracias a eso, Baer volvió sano y salvo de la guerra y se licenció en Ingeniería de Televisión en el Instituto de Televisión Estadounidense de Tecnología de Chicago.
Comenzó a trabajar para el departamento de defensa en una pequeña empresa, donde ganó reputación y en 1955 fue contratado por Sanders Associates, poniéndole al cargo de un equipo de 200 personas. En apenas cinco años pasó a tener 500 personas a su cargo.
Gracias a la sana costumbre que tenía Baer de documentarlo todo, sabemos que en 1955 empezó a fraguarse la idea de utilizar los televisores para algo más que ver canales por cable. La idea consistía en interactuar con los televisores, jugar a juegos y así obtener ventaja frente a la competencia que había en el sector. Tras un primer intento fallido en el que intentó conseguir el apoyo económico necesario para poder llevar adelante su proyecto (llegó a plantear incluso que la consola estuviera integrada en la propia TV), en 1966, junto con ingenieros de Sanders, comenzó a fabricar el prototipo de lo que se convertiría en la primera videoconsola de la historia. La llamó “Brown box”.
En 1971 Magnavox (filial de Philips en América) adquirió la licencia de la máquina y un año más tarde, en 1972, comercializó la que se conoce como la primera consola de videojuegos bajo el nombre de Magnavox Odyssey. Así pues, 1972 se puede considerar el punto de partida de la industria del videojuego, también la fecha de inicio de lo que se conoce como la primera generación de videoconsolas.
A pesar de que Magnavox tomó la decisión de distribuir la máquina de manera exclusiva desde sus propios almacenes, incluso dando a entender con el spot publicitario que la videoconsola solo funcionaba en televisores de su propia marca (nunca lo desmintió), esta llegó a cosechar unas buen ventas.
Al hablar de las características técnicas de Magnavox Odyssey, lo destacable es que la máquina se componía únicamente de una placa compuesta por transistores, condensadores y resistencias. Es decir, no contaba con ningún microprocesador y esto se resumía en grandes limitaciones a nivel de hardware. Por ejemplo, era incapaz de reproducir audio.
La Odyssey utilizaba cartuchos intercambiables para reproducir sus diferentes juegos. Un total de doce, de los cuales seis se adquirían al comprar la consola. Como curiosidad, comentar que junto con la máquina se distribuían unas láminas de plástico semitransparentes, que al adherirse a la pantalla del televisor hacían la función de imagen de fondo y ayudaban a crear el contexto del juego. También se creó para esta máquina el primer rifle de luz.
Atari/Sears Telegames Pong (1975)
Nolan Bushnell, mientras cursaba Ingeniería Eléctrica en la universidad de Utah, fue uno de los que probaron el juego Spacewar!. Este juego nació fruto de un proyecto de investigación de la universidad y estaba alojado en una computadora que ocupaba una planta.
Tras probar el juego, Nolan, junto con otro compañero, Ted Dabney, crearon un clon del mismo, lo llamaron Computer Space. El prototipo iba en una cabina, pero a pesar de conseguir que se fabricara y distribuyera, fue un desastre comercial. La razón principal es que era un producto muy avanzado para los tiempos que corrían y no consiguieron llegar a un público lo suficientemente amplio. A pesar de ese primer intento frustrado, les pudo el afán de conseguir distribuir juegos y que estos pudieran ser jugados por todo el mundo, con lo que en 1972 Nolan Bushnell, junto con su compañero Ted Dabney fundaron Atari Inc.
1972 es un año polémico, Bushnell estuvo en california visitando una feria donde pudo ver por primera vez la Magnavox Odyssey. Al probar el juego de ping-pong, enseguida se dio cuenta que realizando unos pequeños ajustes al sistema de juego, tenía ante sí un producto con mucho potencial. Fue entonces cuando encargó a Allan Alcorn, un ingeniero recién licenciado y fichado por Atari, la creación de lo que se convertiría en la clásica máquina recreativa Pong. Nolan se pasó años negándolo todo.
Atari, que por entonces solo se dedicaba a las máquinas recreativas o coin-ups, cosechó un éxito tremendo con PONG. Gracias a eso, no tardaron en plantearse trasladar el juego a un sistema doméstico, y fue así como crearon la videoconsola Atari PONG.
La incursión en el mundo de las consolas domésticas no fue fácil para Atari. Encontrar inversores que quisieran apostar por el producto en una industria tan nueva no era sencillo, además, hay que tener en cuenta que ya había competencia por entonces, Magnavox y su Odyssey.
A pesar de todo, las negociaciones con Sears (cadena de centros comerciales americana) llegaron a buen puerto. Bueno… depende cómo se mire: durante un año Sears dispondría de la venta exclusiva y derechos del producto.
A pesar de todos estos contratiempos, en las navidades de 1975, salía a la venta Atari Pong bajo el nombre de Sears Tele-Games. Fue un éxito de ventas total, la gente hacía cola para reservar la máquina, hecho que era de esperar viendo el éxito previo que habían obtenido con la máquina recreativa Pong.
Coleco Telstar (1976)
Todo el mérito que tuvo Nolan creando Atari y dándose cuenta del potencial comercial de pong, contrasta con el nefasto control de las licencias de sus productos. Como consecuencia, el mercado comenzó a llenarse de máquinas basadas (por no decir copias) en pong.
De las diferentes opciones que aparecieron en el mercado, destaca la desarrollada por Coleco. Coleco Telstar es la primera de toda una serie consolas de la marca Coleco que aparecieron entre 1976 y 1978, todas basadas en Pong de Atari. El éxito que cosechó este fabricante fue debido al precio con el que se comercializó: Telstar se puso a la venta por unos 50$, la mitad de precio que sus competidoras, Magnavox Odyssey y Atari Pong (Sears Telegames en su primer año de vida). Gracias a eso Coleco consiguió vender cerca de 1.000.000 de unidades el primer año.
Otro factor que supuso el éxito de Telstar es que fue la primera máquina en integrar el chip AY-3-8500 de General Instruments, comúnmente conocido como Pong-on-a-chip. General Instruments no pudo satisfacer la demanda de todos los fabricantes que, viendo el éxito de Atari con Pong, querían su parte del pastel. Al ser Coleco uno de los primeros en solicitar el chip, fueron los primeros y los únicos que recibieron por completo el pedido de chips por lo que es fácil entender que se situaran líderes del mercado con su máquina.
Coleco Telstar traía los controles (potenciómetros) integrados en la propia máquina, algo común por aquella época. Venía con 3 juegos grabados en memoria, Tenis, Hockey y Handball e incluso con un selector de dificultad que aumentaba o disminuía la velocidad de la pelota, o modificaba el tamaño de las “palas”.
Como habéis podido apreciar, el despegue de la industria de las consolas y videojuegos no fue sencillo. En aquellos tiempos no era fácil encontrar apoyos (sobre todo económicamente) para sacar adelante este tipo de proyectos, pero fue gracias a personas como Ralph Baer (creador de Magnavox Odyssey) o Nolan Bushnell y Ted Dabney (fundadores de Atari y su Pong), los cuales jamás se rindieron ante las adversidades, que hoy todos podemos disfrutar de esta grandísima máquina de entretenimiento digital en la que se han convertido, las consolas y los videojuegos.
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