Puede que resulte difícil de imaginar pero a principios del siglo XX, en los primeros 1900, el trabajo infantil era extremadamente común en prácticamente todos los países del mundo. Por todos los rincones del planeta, los niños trabajaban en horarios esclavizantes en lugares que iban desde minas a fábricas de algodón.
En 1908, y a petición de una comisión contra el trabajo infantil, el fotógrafo Lewis Hine fue contratado con la intención de capturar con su objetivo a niños obligados a trabajar, a modo de denuncia social. Durante 15 años, Hine viajó por todo lo ancho y largo de Estados Unidos tomando fotos de esas situaciones, convirtiéndose además en una especie de detective a la busca y captura de esa clase de "delitos de explotación".
Tras haber pasado más de 100 años desde esas fotos, aún no podemos decir que la esclavitud infantil se haya erradicado definitivamente en nuestro planeta, por lo que poniendo el foco nuevamente sobre ellas esperamos que se rescate el mensaje original por el que fueron creadas.
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