Obturador

El obturador o velocidad de obturación es el responsable de dos cosas en particular: por un lado, cambiar la iluminación de la fotografía dejando entrar mayor o menor cantidad de luz al sensor y por otro, crear efectos dramáticos congelando por completo una acción o añadiendo desenfoque de movimiento a la imagen, por ejemplo en lo que se conoce como barrido.



En este primer capítulo sobre los conceptos básicos de la fotografía, trataremos de enseñarte todo lo que necesitas saber sobre la velocidad de obturación de una manera muy rápida y sencilla, sin liarnos con aspectos técnicos innecesarios. Vamos al grano, ¿Estas preparado?

¿Qué es el obturador?

El obturador es, en pocas palabras, una cortinilla mecánica que se encuentra alojada frente al sensor de la cámara y que permanece cerrada hasta que realizamos un disparo. En ese momento el obturador se abre y expone completamente el sensor de la cámara a la luz que atraviesa el objetivo. Una vez que el sensor termina de recoger la luz en función del tiempo que hayamos establecido previamente, el obturador se vuelve a cerrar de inmediato.

Por cierto, al botón de disparo de nuestra cámara también se le llama obturador o botón de obturación, ya que es el encargado de activar el obturador.

Ten en cuenta que no todas las cámaras tienen control de velocidad de obturación. Necesitarás al menos una réflex o una cámara mirrorless que te permita ajustes manuales o semi-automáticos en los que tú puedas controlar aquellos parámetros que desees. Si estás buscando una cámara con la que empezar, échale un vistazo a nuestras recomendaciones de cámaras réflex y a la página de cámaras mirrorless para empezar en fotografía.

¿Qué es la velocidad de obturación?

La velocidad de obturación es el tiempo durante el cual el obturador de nuestra cámara permanece abierto exponiendo el sensor de la cámara a la luz. Esencialmente, es el tiempo que pasa tu cámara tomando una fotografía. Este hecho afectará de una manera fundamental a tus imágenes.

Cuando utilizas una velocidad de obturación larga, el sensor quedará expuesto durante un período de tiempo significativo, por lo que todo lo que ocurra frente a nuestra cámara durante ese tiempo será capturado. El primer gran efecto que nos encontramos por lo tanto es el desenfoque de movimiento. Todo aquello que esté en movimiento aparecerá borroso en la fotografía en la misma dirección en la que se produzca el movimiento. Este efecto se usa con bastante frecuencia para transmitir una sensación de velocidad y movimiento por ejemplo en fotografía de deportes, competiciones automovilísticas, lucha, etc…

Las velocidad de obturación larga también se utiliza para fotografiar la Vía Láctea u otros objetos durante la noche, o en ambientes con poca iluminación. Si lo piensas bien, es lógico. Si queremos exponer una fotografía y apenas hay luz, necesitamos abrir nuestra cortinilla durante más tiempo para que el sensor sea capaz de ver en la oscuridad. Generalmente para este tipo de fotografía es necesario un trípode si no queremos terminar con fotografías completamente movidas.

Otro uso que se le da a las exposiciones largas es en la fotografía de paisaje, cuando se utilizan intencionalmente para crear una sensación de movimiento en ríos y cascadas.



Por otro lado, la velocidad de obturación también se puede utilizar para hacer exactamente lo contrario: congelar el movimiento. Si usas una velocidad de obturación especialmente rápida puedes eliminar el movimiento incluso de objetos que se mueven a gran velocidad como pájaros en vuelo, automóviles que pasan, el lanzamiento de un balón, etc…



Todo lo anterior se logra simplemente controlando la velocidad de obturación. En resumen, las velocidades de obturación rápidas congelan la acción, mientras que las velocidades de obturación largas crean un efecto de movimiento.

Cómo se mide la velocidad de obturación

Las velocidades de obturación normalmente se miden en fracciones de segundo, cuando la exposición está por debajo de un segundo. Por ejemplo, 1/4 significa un cuarto de segundo, mientras que 1/250 significa una doscientas-cincuentava parte de un segundo.

Las cámaras réflex DSLR modernas y las cámaras sin espejo pueden manejar velocidades de obturación de hasta 1/4000 de segundo, mientras que algunas más profesionales pueden llegar a alcanzar velocidades de 1/8000 e incluso más rápidas. Por otro lado, la velocidad de obturación más larga disponible en la mayoría de las cámaras DSLR o cámaras sin espejo suele ser de 30 segundos, aunque se pueden utilizar velocidades de obturación más largas con el uso de disparadores remotos externos si fuese necesario, o incluso a través del modo Bulb, mostrado normalmente con la letra B en el dial de modos de tu cámara, que te permite tener el obturador abierto durante todo el tiempo que mantengas el botón de disparo presionado.

Velocidad de obturación y exposición

Como ya hemos dicho anteriormente la velocidad de obturación es responsable de la correcta exposición de una fotografía. Si utilizas una velocidad de obturación larga, el sensor de tu cámara recibirá una gran cantidad de luz y la foto resultante será bastante brillante o luminosa. Por el contrario, al usar una velocidad de obturación rápida, el sensor de su cámara quedará expuesto a la luz durante una pequeña fracción de tiempo, por lo que puede resultar en una foto más oscura. Todo esto en función de la luz ambiente de la que dispongamos en ese momento, claro.



Ya hemos comentado también que la velocidad de obturación no es la única variable que afecta al brillo de una imagen, si no que además nos encontramos con la apertura (o diafragma) y el ISO. Por lo tanto, y en función de los ajustes que elijamos para cada uno de estos parámetros, tendremos una cierta flexibilidad a la hora de decidir nuestra velocidad de obturación y por lo tanto estaremos tomando decisiones creativas en función de si queremos congelar más o menos la escena.

Resumiendo, la velocidad del obturador es una herramienta vital para capturar y exponer una fotografía de manera correcta. En un día soleado, es posible que necesite utilizar una velocidad de obturación rápida para que su foto no quede sobreexpuesta, es decir, con más luz de la que debería. O por el contrario, si está oscuro, es posible que necesite una velocidad de obturación larga para evitar una fotografía demasiado oscura o subexpuesta, lo que a su vez podría requerir el uso de un trípode.

Para muchos la razón principal de ajustar la velocidad de obturación es la de asegurarse que sus fotografías estén correctamente expuestas. Sin embargo, como acabamos de ver, no deberíamos de pasar por alto los aspectos creativos que el uso del obturador nos brinda.

Velocidades de obturación rápidas, lentas y largas

Una velocidad de obturación rápida suele ser la necesaria para congelar la acción que queramos fotografiar y por supuesto, ésta dependerá de cual sea nuestro sujeto. Si estás fotografiando aves, esa velocidad podría ser 1/1000 o incluso más rápido. Para la fotografía general de sujetos que se mueven más lentamente una velocidad habitual podría ser 1/250 segundo, 1/125 segundo, 1/60 segundo, o incluso tiempos más largos sin llegar a introducir desenfoque de movimiento.

Una velocidad de obturación larga se considera cuando son superiores a 1/30 o 1/15 segundos. A partir de ese momento es recomendable utilizar trípode para obtener imágenes completamente nítidas. Como ya hemos mencionado anteriormente las velocidades de obturación largas se utilizan para fotografiar escenas con poca luz o capturar el movimiento intencionalmente. Si algo en su escena se está moviendo cuando usa velocidades de obturador largas, aparecerá borroso. Velocidades más largas, digamos de más de 1 segundo, se suelen utilizar en ciertos tipos de fotografía nocturna.

Sin embargo, algunas lentes como la Canon 70-200mm f/2.8 o su equivalente en Nikon, nos brindan sistemas de estabilización de imagen que nos permiten tomar fotografías a velocidades de obturación muy lentas evitando introducir vibraciones o movimientos de cámara sin necesidad de trípode.

Cómo configurar la velocidad de obturación, los Modos

La mayoría de las cámaras, ya sean réflex, mirrorless o cualquier otro tipo de cámara, pueden seleccionar la velocidad de obturación automáticamente de forma predeterminada. Sin embargo, hay varias maneras de configurar los modos de tu cámara para sacarle el mayor partido a los aspectos creativos.

El modo Automático es el más obvio. La cámara selecciona la velocidad de obturación necesaria por si sola, al igual que puede hacer con la apertura y el ISO. No creo que haga falta mucha más explicación en este punto.

Al configurar la cámara en el modo Prioridad de obturación (TV/S), tú eliges la velocidad de obturación y la cámara selecciona automáticamente la apertura. Estos modos son ideales para centrarte en el aspecto creativo de la fotografía y garantizarte al mismo tiempo que ésta quedará bien expuesta. Por ejemplo, si quieres congelar el vuelo de un pájaro, un atleta o un vehículo a gran velocidad, le indicarás a la cámara que quieres utilizar una velocidad de, por ejemplo, 1/2000 y la cámara utilizará el diafragma necesario en ese momento en función de la luz que haya.

En el modo Manual (M), puedes elegir la velocidad de obturación y la apertura manualmente. La cámara no intervendrá para nada en los parámetros que indiques para realizar la fotografía. Dependiendo de la fotografía que estés realizando, trabajar completamente en manual puede no ser lo ideal. Por ejemplo, en el caso anterior del pájaro o un vehículo a alta velocidad, si apenas tienes tiempo para hacer alguna prueba de exposición es probable que te interese más disparar  con un modo semiautomático y garantizarte la foto, en lugar de tener que controlar todos los parámetros de la fotografía tú mismo y no llegar a tiempo para capturar el mejor momento. Mucha gente esta confundida en este punto y piensa que los fotógrafos profesionales solo trabajan en modo manual, cuando en realidad uno de los modos más utilizados por todos los profesionales del mundo es el que viene a continuación.

Por nuestra parte, y como ya hemos comentado la mayoría de los profesionales coinciden en este punto, en la mayor parte de los casos se recomienda utilizar la Prioridad a la apertura (que veremos en el próximo capítulo de este curso con más detalle). En este modo decidiremos el diafragma que queramos utilizar y la cámara seleccionará automáticamente la velocidad de obturación correcta. Deberemos no obstante estar pendientes de la velocidad que nos ponga la cámara para asegurarnos en todo momento de no estar introduciendo demasiado desenfoque de movimiento a la foto o congelando algo que no queremos.

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