Esta premisa sugiere que las próximas generaciones de SoCs de gama alta, especialmente los nuevos Exynos 9810 y Snapdragon 845, no introducirán una brecha de rendimiento importante con las soluciones ya existentes en el mercado, por lo que tendremos que esperar hasta la transición a 7nm. Los chips LPP de 10nm están hechos de una gran parte del equipo utilizado en LPE, por lo que Samsung no tardará mucho en alcanzar su máximo nivel de productividad y trae al mercado numerosos chips LPP.
¿Llegarán a tiempo al nuevo Samsung Galaxy S9?
Parece que incluso los siguientes procesadores de 8nm, a pesar de su pequeño tamaño, comparten gran parte del proceso de fabricación con los procesadores actuales de 10nm, gracias a lo cual Samsung podrá ofrecer buenos chips desde el principio de la fase de producción. La elección de comercializar una segunda generación en 10nm permitirá a la empresa surcoreana disponer de más tiempo para perfeccionar las soluciones futuras en 7nm EUV, sobre las que parece que el competidor TSMC se encuentra a la cabeza.
Según algunos rumores, esto podría significar que las próximas dos generaciones de chips Samsung seguirán mostrando incrementos anuales del 10 al 15%, razón por la cual se rumorea que Qualcomm podría romper la asociación con la empresa surcoreana para confiar la producción de su SoC a 7nm a TSMC.
Ahora la pregunta es ¿veremos estos nuevos chips en el Samsung Galaxy S9 o tendremos que esperar al Samsung Galaxy Note 9?
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