Europa no podrá asegurar la seguridad de sus ciudadanos ante la crisis de la COVID-19 si no destina 150.000 millones de euros a su programa de investigación e innovación, una inversión "sin precedentes" que supone el 50% más que la propuesta actual de la Comisión Europea, según un manifiesto firmado por catorce centros de investigación biomédica de Europa.
Los centros, que forman parte de la alianza EU-LIFE y suman más de 8.000 empleados en catorce países, advierten de que "los milagros científicos no existen" y que para salir de esta crisis hará falta una apuesta "sin precedentes" por la investigación y la innovación.
El documento puntualiza que al menos una tercera parte de estos fondos debería reservarse a la investigación impulsada por la curiosidad ("blue skies research") que depende sobre todo de las subvenciones del Consejo Europeo de Investigación (ERC), ya que la mayoría de estos proyectos científicos son de alto riesgo y no suelen contar con financiación del sector privado.
El manifiesto destaca la investigación de los retrovirus como ejemplo de ciencia básica, cuya labor fue clave para combatir el SIDA cuando apareció la enfermedad por primera vez.
Ademas, apunta el texto, cada euro invertido en "blue skies research" genera 4,20 euros de retorno para la sociedad.
Los centros subrayan la importancia de considerar los fondos europeos como complementarios, y no sustitutivos a las responsabilidades nacionales en relación con la inversión en ciencia e innovación y piden que cada país de la UE dedique, al menos, el 3% de su Producto Interior Bruto (PIB) a la I+D+i.
Actualmente la inversión media en Europa está lejos de esa cifra y se sitúa en el 2,06%, cifra que en España es aún más baja, del 1,24% del PIB en 2018, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Para el director del Centro de Regulación Genómica (CRG), Luis Serrano, "estos tiempos inéditos requieren acciones sin precedentes".
"El peaje de mortalidad y la devastación económica de la pandemia nos muestra que Europa y sus naciones constituyentes deben despertar y considerar que la inversión en ciencia, salud y la importancia de mantener un tejido industrial local es una cuestión de vida o muerte, no simplemente algo bonito que hay que tener. El futuro éxito de nuestro continente depende de ello", advierte el investigador español.
La alianza también insta a Europa a crear un entorno más favorable para la industria farmacéutica con el fin de aumentar la capacidad de las cadenas de suministro regionales para acceder rápidamente a nuevas vacunas, pruebas de diagnóstico, terapias y dispositivos médicos.
El manifiesto advierte que no se puede tener una investigación básica sin también tener los medios de producción para aprovecharse de sus resultados.
"Para abrazar el futuro con éxito, Europa necesita aumentar la inversión en investigación básica de alto riesgo y combinarla con un entorno más favorable para industria farmacéutica: solo sumando estos dos aspectos podemos abordar eficientemente las necesidades médicas de los ciudadanos", avisa la presidente de EU-LIFE y directora del Netherlands Cancer Institute, René Medema.
"Cada vez que surge una nueva crisis global, todos miramos a la ciencia para encontrar soluciones, porque todos sabemos que las soluciones existentes para crisis pasadas como el SIDA fueron el resultado de investigaciones básicas. Es por eso que instamos al Consejo Europeo a que apoye un presupuesto sólido para Horizon Europe y garantice que la investigación básica tenga los medios necesarios en Europa", concluye la coordinadora de EU-LIFE, Marta Agostinho.
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