Sin embargo, además de estos cuidados, es necesario hacerse cargo de otro tipo de efectos que trae consigo esta temible enfermedad, tales como los cambios legales que se producen, entre ellos, la imposibilidad de las personas afectadas de obtener un testamento.
La ley contempla que un enfermo de Alzheimer no posee las condiciones mentales necesarias para ocuparse de su patrimonio y de las disposiciones acerca de este. Esta incapacitación debe confirmarse mediante sentencia judicial. Si una persona que padece esta enfermedad no ha redactado su testamento, habrá que denominar a un tutor que se ocupe de estos y otros asuntos legales, también por vía judicial.
Para estos casos, la mejor opción es contactar con un asesor legal que asegure la transparencia del proceso de incapacitación y de redacción del testamento.
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