La idea de Enersen surgió de forma espontánea. Una tarde, su hija se quedó dormida sobre una manta en el suelo, estirada de una forma divertida... tanto que parecía una pequeña espadachina diciendo... ¡en guardia!. En palabras de Enerses: "Nos causó tanta gracia que mi marido, compositor, puso una de sus batutas en las manos de ella a modo de pequeña espada, lo cual nos invitó a tomar la primera fotografía".
Sobre su experiencia, Adele dice: "La verdad sea dicha, no tengo ni idea sobre fotografía. Sobre el arte, la fotografía para mi es únicamente una herramienta para capturar las imágenes. Me considero a mi misma más bien una contadora de historias que una fotógrafa".
¿Qué te ha parecido su experiencia? Genial y única, ¿verdad?... además del estupendo regalo que le deja a su hija para el futuro.
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