Eficiencia Energética

La creciente cantidad de pruebas del cambio climático y la dependencia cada día mayor de la energía han marcado la determinación de la Unión Europea (UE) de convertirse en una economía basada en el bajo consumo de energía, que debe ser estable, segura, competitiva, producida localmente y sostenible: eficienca energética.

Además de garantizar que el mercado energético de la UE funcione eficazmente, la política energética fomenta la interconexión de redes energéticas y la eficiencia energética. Abarca fuentes de energía que van desde los combustibles fósiles a las renovables (solar, eólica, resultante de la biomasa, geotérmica, hidráulica, mareomotriz), pasando por la energía nuclear.

El artículo 194 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea introduce una base legal específica para el campo de la energía basada en las competencias compartidas entre la UE y los países miembros.

Cada vez es más importante para la Unión Europea (UE) reducir el consumo de energía y evitar su despilfarro. Los líderes de la UE decidieron en 2007 el objetivo de reducir, a más tardar en 2020, el consumo anual de energía de la Unión en un 20 %. Las medidas de eficiencia energética se consideran cada vez más no solo un medio para conseguir un abastecimiento de energía sostenible, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la seguridad del suministro y rebajar los gastos de importación, sino también para fomentar la competitividad de las economías europeas. El Consejo Europeo de los días 20 y 21 de marzo de 2014 destacó la eficacia de la eficiencia energética a la hora de disminuir los costes de la energía y reducir la dependencia energética. La UE ha fijado unos niveles mínimos de eficiencia energética, así como normas sobre el etiquetado y el diseño ecológico de los productos, los servicios y las infraestructuras. Estas medidas tienen como objeto mejorar la eficiencia en todas las etapas de la cadena energética, desde el suministro hasta la utilización de la energía por los consumidores.

Por eso las empresas deben intentar ahorrar en consumos y las instalaciones de fluidos deben ser controladas y revisadas con instrumentos de medida tecnologicamente actualizados y que cumplan todas las normativas que la Unión Europea ha impuesto. El ahorro energético es una obligación en el panorama industrial europeo.

Por ejemplo en las instalaciones industriales de aire comprimido, el primer paso es instalar medidores de caudal precisos de aire comprimido en todos los lugares esenciales con el fin de obtener datos de medición fiables. Los instrumentos se montan directamente en las tuberías principales de la instalación de aire comprimido. En la primera etapa, debe registrarse (de forma ideal en un registrador de datos) el consumo de aire comprimido en la línea de suministro principal (salida de la sala de compresores) y en un segundo paso en las líneas de aire comprimido que desvían a los grandes consumidores individuales finales.
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