A finales de mayo, se publicó que el gobierno había firmado una enmienda, convirtiendo a SOV en la nueva criptomoneda oficial. El primer ministro de las Islas Marshall, David Paul, declaró:
"Nos reservamos el derecho de emitir una moneda digital o fiduciaria. El SOV se lanzará a través de una primera oferta de tokens que tendrá un límite de 24 millones de tokens, como precaución contra la inflación"
Sin embargo, a principios de semana y a través de un artículo publicado por el Fondo Monetario Internacional, la institución ha expresado sus reservas sobre este proyecto.
El FMI escribió:
"Con la adopción de una moneda digital como la segunda moneda oficial después del dólar estadounidense, el Banco de las Islas Marshall (BOMI) - único banco comercial local en el país - aumentará el riesgo de perder la última relación bancaria en dólares estadounidenses como resultado de una mayor diligencia de los bancos en los Estados Unidos".
Mientras que el gobierno de las Islas Marshall busca usar una criptomoneda nacional para afirmar su independencia de los EE.UU., el FMI explicó que esto podría conducir a una desintegración de los bancos extranjeros y convertirse en un peligro para la economía del país.
Además, el FMI cree que los costos que conlleva establecer dicho sistema, sobre todo para el desarrollo de la infraestructura y la lucha contra el fraude y el blanqueamiento del dinero, serían mucho más altos que los posibles beneficios financieros.
Varios estados ya han lanzado o tienen la intención de emitir una criptomoneda nacional. Algunos ejemplos son el de Venezuela con la moneda virtual Petro, el gobierno de Camboya y su proyecto Entapay o Irán que ha anunciado estar listo para poner en circulación una moneda de este tipo.
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