Cuando empecé en Instagram tenía un perfil privado. Lo instaló mi churri y ni siquiera sabía que era una red social, lo usaba por sus filtros.
Ahora nos parecen horrorosos, pero admitámoslo: eran lo más.
Un buen día me planteé si quería abrirme al mundo y decidí que sí. Me gustaba ver y leer a otras personas y compartir experiencias nos enriquecía a todos.
Al principio todo era emocionante y sorprendente: en un mes pasé de 300 ¡a 500 seguidores! Estoy hablando de una época en la que no sabía nada de hashtags, publicaba cuando me daba el punto y mis fotos eran un batiburrillo.
Pero cada vez las cuentas estaban más cuidadas y todos empezamos a hacer una criba, se acabó eso de seguir a destajo: somos muchos. Ya se trataba de compartir, pero bonito: restringí mis fotos “feas” a un porcentaje bajo.
También descubrí los retos, súper divertidos, temáticos y originales. Fueron una invitación a mejorar, encontré muchísima gente interesante y crecí. Empecé a seguir a pequeños creadores, marcas y blogs. Instagram se convirtió para mi, en un lugar de continua inspiración e interacción.
Mi feed era un deleite, me enteraba de lo que pasaba en el mundo y de lo que estaba haciendo la gente que me gustaba, por Instagram. Todo aderezado con fotos que podían ser desde desayunos deliciosos, hasta colores inspiradores o ideas originales. Incluidos fails desternillantes. A nivel personal, prácticamente abandoné Facebook.
Ya en las últimas fechas desterré completamente las fotos feas (si surge algo, y le puedo hacer una foto decente, pase. Si no, me lo guardo para mi) e intenté que mi galería fuera algo coherente. Y no fui la única, sacrificando espontaneidad por coherencia.
No fueron pocas las críticas a la perdida de frescura que estaba sufriendo Instagram. Muchas, descubrimos en Snapchat, una vía de escape. Ok, Instagram se ha quedado para lo bonito, pero por Snapchat os voy a enseñar lo que me he encontrado en la basura o mi mesa llena de cosas.
Ahora ha venido el algoritmo y yo llevo dos días decepcionada hasta la médula, al descubrir que cuando entro por iconosquare, no me falta nadie, pero cuando entro por Instagram sí. Al parecer están haciendo pruebas y antes o después lo van a cambiar para todos (y a mi me ha tocado).
En mi opinión, no es más que la evolución natural de Instagram. Ahí va mi pequeño análisis:
Instagram quiere las cuentas monotemáticas:
En mi cuenta encuentras DIY, ganchillo, lo que estoy haciendo en ese momento, recortes de Villa Desastre y a mis peludos de vez en cuando. Supongamos que Jaquelín me sigue por el ganchillo, el resto de fotos que pongo tampoco le disgustan y le mola el DIY. Hoy he subido una foto, tirando a personal. Jaquelín no entiende ni papa de español, ve la foto y la ignora. Pepa en cambio, se siente relacionada conmigo ¡hablamos y estrechamos lazos!
Mañana subo una foto de ganchillo, pero Jaquelín no la ve. Está abajo del todo de su feed, porque no reaccionó a la anterior foto.
Instagram prefiere cuentas menos personales:
Lo que hace reaccionar a uno, a otro da lo mismo. Aún así, lo divertido es buscar los puntos comunes.
Dos de mis fotos te han gustado, pero no te han movido a comentar o darle al like. Con la tercera encontramos un nexo, te provoca, hablamos y descubrimos que tenemos cosas en común. Pero, con el nuevo algoritmo, la tercera no la ves.
Con estas fotos hablamos un montón, pero subirlas hoy por hoy es una temeridad:
Instagram desfavorece las cuentas espontáneas:
Para Instagram la cronología ya no es importante, lo personal tampoco. Así que nos fuerza, a los pequeños usuarios, a subir “menos, pero mejor”. Es mejor no arriesgarse a subir cualquier foto, ya que si no obtiene feedback quedarás relegada a la parte de atrás. Esto hace que las cuentas pierdan frescura, ya no es qué hace quien y cuando. Es qué foto mona se ha subido últimamente.
Todo esto, no es más que mi percepción, pero lo cierto es que mi Facebook personal me fue aburriendo cada vez más, monotemático, impersonal y gris. Si tú eres fan de Facebook, probablemente, el algoritmo te mole. Pero no va conmigo.
Todas estas cosas suman presión, restan frescura y desfavorecen a las cuentas más modestas. En definitiva restan comunidad y suman marca.
Entiendo que cada vez somos más y no esta de más poner orden.
La idea de Ello.co Me parece genial. Tienes tu feed con todo lo que sigues y otro feed con la gente que marcas como “importantes”. Tampoco me importaría ver las 10, 20 o 50 fotos de mis favoritos, primero.
En cualquier caso, es la evolución natural que suelen seguir las redes sociales. Probablemente IG siga creciendo, cambie y evolucione al igual que Facebook lo ha seguido haciendo, con o sin algoritmo. Para la gente que como yo, no se siente a gusto con estos parámetros, aparecerá otra (ello, snapchat u otra!) y tan contentos.
Algunos datos más
Instagram acaba de introducir los videos de 60 sg. Está dándole caña a los vídeos, así que seguramente les de prioridad.
Lleva activo desde 2010 y aún no ha cumplido 6 años
Se critica de ello.co que no está disponible para Android, después de un año de vida. Sin embargo IG tardó año y medio en estar disponible fuera de mac.
Me encuentras en Instagram, en Ello y en Snapchat, como aurea_iamamess
Tanto si vas a usar nuevas redes, como si no, te aconsejo que te hagas una cuenta ¡para que no te quiten tu nombre de usuario!
¡Mare mía qué tostón! ¿Qué opináis vosotras? ¿Estoy exagerando?¿Os habéis hecho cuenta en otras redes?¿Sois fans de Face o IG?¿Os han cambiado el feed?
La entrada ¿instagram se fue al carajo? O su cambio de paradigma aparece primero en I am a Mess Blog.