Por tanto, Kaspersky alega que el gobierno estadounidense, a través de la dirección de seguridad interna en Estados Unidos (Homeland Security), está vetando abiertamente sus antivirus, debido a que presumen que Rusia intervino de alguna manera en las elecciones presidenciales en las que salió victorioso Donald Trump; aunque nadie ha podido probar los nexos entre Kaspersky con los rusos, resultando solo en la afectación a sus operaciones en el gran mercado estadounidense.
Por su parte, el gobierno sostiene que Kaspersky tiene capacidad para instalar en sus antivirus algún tipo de control de los usuarios a manera de espionaje y así, de acuerdo a la inteligencia estadounidense, se podría configurar el antivirus para que buscara documentos clasificados en lugar de malware; por lo cual, en su demanda, Kaspersky dice que el comportamiento del gobierno federal estadounidense es anti-constitucional, por lo que solo resta esperar el dictamen del juez de la Corte Federal de Washington.
Pese a todo lo anterior, la Casa Blanca aún no ha determinado poner una sanción a Rusia (si es que hubo intervención) aunque de acuerdo al ciber-zar de la Casa Blanca, Rob Joyce, Kaspersky es un ejemplo de que la administración Trump “está tomando las cosas en serio”.