La tormenta cesa

Mi querida mar vuelve a la calma.
Nubes de mentiras se despejan.
¡Qué valiente fuiste, marinero!
Aún con olas despreciables,
cegado en el ansia, navegaste.
¡Terco aventurero enloquecido!
¿Acaso no conocías sus tormentas?
¡Sí! Mas aun por amor arriesgaste:
la piel, la razón y el honor.
¡No temiste morir de amor!
¡Bien por ti, marinero!
Luchaste contra sus tinieblas,
Sangraste mal herido, moribundo...
¡Pero no pudo con tu corazón puro!
¡Blanca luz resplandeciente!
¡Mira ese sol profundo en llamas!
Llegaste a sus orillas, al fin...
Las orillas de la ruptura del miedo...
¡Adiós mortífera tormenta!
¡Vive feliz, marinero!
Conseguiste romper sus olas.
Su barco de plata te salvó.
¡Gracias, brisa de luz!
Seguirá tu senda de amor...
¡Destiñes en mentiras,
pantera del terror!Pe Araque

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