Paolo Roversi
No olvides Clara de cuando le prometiste un beso y no cumpliste. De todos los lunes con sabor a sábado y las noches de los jueves con intenciones dulces de mujer mala que no le regalaste. De la ensalada alineada, de la alfombra peinada, de tu ruido al poner las llaves y abrir la puerta que no le convidaste. Del sonido de su nombre retumbar en la ducha del baño, de las zapatillas abandonadas en la entrada y esa culpa tan tuya de vaciar el salero y no llenarlo igual que cuando dices que es así como quieres y otro día desquieres.
Por Luciana Salvador Serradell