Puedo perderme en el pasillo, entre el comedor y la cocina y quedarme quieta, muy quieta y parada en la Gran Vía recordando que apenas hace un rato estabas aquí.
Aquí y pensé en Alta Gracia y Catamarca.
Puedo abrir la heladera, ir al bargueño, poner la radio, dibujar o salir a jugar con la simple promesa de hoy, especialmente hoy no pelear.
Puedo crecerme en un botón de tu camisón cuando pienso tu olor y antes de cruzar Balmes, justo antes y queriendo, llenarme de escalofríos la piel, toda la piel cuando encuentro tu voz en Muntaner y cierro los ojos.
Los cierro con fuerza, con mucha para que no se escape tu voz y somos dos. Nosotras dos, un cuento y la excusa de no querer dormir para no dejarte ir.Luciana Salvador Serradell