A lo largo de los años, en el mundo de los videojuegos han existido franquicias que se han ganado su lugar dando paso a nuevos géneros, mejorándolos o reinventándolos.
El primer Call of Duty, lanzado en el año 2003 y desarrollado por el estudio Infinity War, presentó algo novedoso en los juegos de disparos. Hasta ese entonces los shooters en primera persona o FPS (First Person Shooters) trataban sobre un solo hombre contra todo el mundo. Había aquellos ambientados en el espacio (Doom), contra los Nazis (Wolfenstein, Medal of Honor), espionaje (Golden Eye) y un sinfín de títulos más. Pero todos ellos tenían algo en particular, se trataba de FPS donde un sólo hombre debe de acabar con todas las amenazas que se presentan al jugador. En pocos momentos o en ninguno teníamos alguien a nuestro lado apoyándonos en los combates en contra del enemigo.
Un elemento novedoso que aportó Call of Duty en ese entonces fue la experiencia de combatir lado a lado con tus compañeros de armas, los miembros de un pelotón o de una compañía. Ya no era una guerra de un solo hombre, era la guerra en conjunto. El ver diezmar a tu compañía o sentir que en tus manos está la misión de, no solo acabar con tu enemigo, si no proteger con quienes combates, resultó en una idea que cambió la forma de ver y hacer los juegos de guerra.
Años más tarde, en 2007, Infinity War sorprendería nuevamente al anunciar que el juego no se desarrollaría más durante la Segunda Guerra Mundial; ahora la guerra se trasladaría a la época moderna. Oficialmente llamado Call of Duty 4: Modern Warfare, ésta nueva entrega dio de qué hablar debido al cambio tan brusco en la saga. Muchas personas creían y especulaban que éste habría sido un error fatal y llevaría el juego al final del mismo. Sin embargo, el juego tuvo tanto éxito que una vez más la saga estaba viva y volvía a nacer, aportando nuevamente algo novedoso, algo que hacía que de nueva cuenta el juego se consagrara como el mejor FPS.
En Noviembre del año pasado se lanzó la última entrega de la saga titulada Call of Duty: WWII, en la cual se vuelve nuevamente a retomar el tema de la Segunda Guerra Mundial y las batallas épicas de la liberación de la Europa ocupada por el régimen Nazi. Esta entrega nos lleva ahora desde el desembarco en Normandía hasta la llegada de las tropas americanas del otro lado del río Rin en Alemania, antesala de la culminación del conflicto.
En esta nueva aventura, nos ponemos en la piel de un soldado americano, quien vive en carne propia y junto a sus compañeros de pelotón, algunas de las batallas más importantes y crudas de la Segunda Guerra Mundial: el desembarco en Normandía, la liberación de la Francia ocupada, la batalla de las Ardenas y del Rin.
Quizás si el juego estuviese pensado como una trilogía como lo fue Modern Warfare, podría haberse llegado a éste punto, ya que, una de las cosas más memorables, fue la relación de los miembros del grupo en los tres juegos y la nostálgica muerte de algunos de ellos, algo que atrapó y cautivó a muchos fans del juego.
Algunas de las misiones regresan al jugador a las primeras entregas, tal como las batallas en las trincheras, batallas con tanques, ser un piloto de combate y proteger un escuadrón de bombarderos y utilizar batería anti-aérea para derribar cazas enemigos.