¿Cuál es el mejor aceite para cocinar?

¿Cuál es el mejor aceite para cocinar?

Salud

Lo has escuchado centenares de veces en televisión, quizás hayas visto algún que otro artículo por internet, pero aun no tienes claro cuál es el aceite más sano para cocinar. Y es que es normal, a cada día que pasa aparece otra investigación científica que te dice que X y que Y.

¿Y es que por qué un aceite tiene que ser más sano que otro? ¿Qué diferencia hay entre ellos para que nos decidamos por uno? ¿Estarán las patatas fritas más ricas si las zambullimos en una freidora con un aceite en específico?

Bueno, quizá esto último no pueda responderte (deberíamos acudir a Ferran Adriá), pero lo que sí puedo hacer es explicarte los diferentes aceites que se utilizan para cocinar y decirte cuál de ellos es el que dicen que es más sano.



Las grasas, la base de la composición del aceite

Hay que dejar antes claro qué es realmente un aceite. Y es que no deja de ser un tipo de grasa vegetal que se mantiene en estado líquido a temperatura ambiente. El aceite está compuesto por grasas saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas.

Los ácidos grasos saturados son principalmente de origen animal, pero se pueden encontrar en algunos tipos de vegetales. Son sólidos a temperatura ambiente y pueden ser visibles o invisibles, ya sea en la grasa de un trozo de carne o ocultas en la composición natural del alimento. Al consumirla, su función es aportar energía al cuerpo.

Los ácidos grasos monoinsaturados son una de las grasas más saludables para nuestro cuerpo, extraída de forma general de cualquier alimento de origen vegetal. Son líquidos a temperatura ambiente y tienen una función antiinflamatoria y antioxidante, así como una buena cantidad de beneficios para el ser humano.

tipos de acidos grasos
Por último, los ácidos grasos poliinsaturados suelen encontrarse en alimentos del mar, por lo general pescados. No pueden ser creados por el cuerpo, por lo que siempre se deberán obtener de una forma externa a él. Puede encontrarse tanto en estado líquido como integrado en el alimento de forma natural, y tienen una función cardioprotectora.

También hay que destacar la grasa trans, o ácidos grasos trans, que se producen de forma industrial al querer conseguir que las grasas saturadas tengan una mayor vida útil. Estas siempre deberían eliminarse de cualquier dieta, ya que son proinflamatorias y oxidantes.

¿Hay ácidos grasos “buenos” y ácidos grasos “malos?

Más allá de que el ácido graso trans sea el que se debe evitar a toda costa, esta creencia se ha ido enraizando en nuestras cabezas durante mucho tiempo. Y es que se decía que el ácido graso saturado era perjudicial para la salud, aunque con el tiempo se ha demostrado que no es del todo cierto (ya que no deja de aportar calorías a dietas pobres en carne).

El problema de esto converge en la combinación final de grasas que tiene un plato, es decir, cuánta cantidad de ácido graso saturado va a tener una vez añadido el aceite. Y es que no es lo mismo echarle aceite a un plato ya de por sí “grasiento” que a otro que apenas tiene calorías, como una ensalada.

Como muchas cosas en la vida, el secreto está en la moderación

Así que no se puede hablar de buenos y malos (menos el ácido graso trans), sino que se debe tener en cuenta que cada uno aporta un beneficio concreto. Y el ácido graso saturado de algunos aceites, que se decía que es malo, no es más que otra fuente de energía para el cuerpo humano, ideal para algunas dietas pobres en alimentos que no lo contengan.

Los principales aceites que se usan para cocinar

En la cocina hay una gran cantidad de tipos de aceite, ya sean para freír o añadir un aderezo a temperatura ambiente en la ensalada. Según el tipo de aceite, su sabor cambia, por lo que algunos son más interesantes que otros en platos específicos. Esto no quiere decir que sea más sano, pero un día es un día.

Aceite vegetales, como de girasol, maíz y canola

aceite de girasol
Son de los más utilizados debido a su coste económico y cantidad, en especial en algunos países. Pero los aceites vegetales cuentan con una gran cantidad de grasas saturadas, en comparación a algunos otros aceites, hecho que no ayuda demasiado a mantener una buena salud.

Aceite de girasol alto oleico

Sigue siendo uno de los aceites vegetales, pero al utilizar una semilla en concreto se consigue que su composición sea mayor en el ácido oleico, que se mantiene mucho más estable cuando se trata de freír y hornear, evitando cambios en su química y pudiéndose usar muchas más veces.

Aceite de oliva

aceite de oliva
El aceite de oliva se obtiene del prensado de estos frutos. Es muy utilizado en la denominada dieta mediterránea y tiene una buena resistencia al calor y se suele usar tanto para freír como para aliños en crudo. El aceite de oliva virgen extra va aún más allá, ofreciendo mejores beneficios gracias a su diferente forma de extracción.

Aceite de camelia

Se le compara mucho con el aceite de oliva, pese a que su composición varía: tiene más omega 9, pero menos omega 6 y omega 3. El inconveniente de este aceite es su obtención y el precio, ya que suele ser bastante caro y se utiliza principalmente para productos cosméticos. Aún así, hay cocineros de nivel que lo utilizan en sus platos.

Aceite de coco

aceite de coco
Contiene un 90% de grasas saturadas, lo que al principio podría echarte para atrás. Además, claro de que el sabor puede no encajar en una gran variedad de platos. Pero más allá de eso, resiste muy bien el calor y, una vez consumidos, aumentan la sensación de saciedad y es un buen antivíral gracias al ácido láurico. Muy típico de platos vegetarianos.

Aceite de palma

aceite de palma
Ha levantado muchas ampollas estos últimos años, a la vez siendo objeto de debate. El aceite de palma se utiliza en bollería industrial y en muchos alimentos gracias a su económico precio, a costa de ser un aceite no demasiado bueno para el cuerpo humano. Además de todo el tema geopolítico de su producción en américa del sur e indochina.

¿Entonces, cuál es el aceite más sano?

Sin duda, el aceite de oliva virgen extra aporta una gran serie de beneficios:

Ayuda a prevenir el desarrollo de algunas enfermedades, como el cáncer, diabetes, artritis y alzheimer, además de mejorar el funcionamiento del sistema digestivo.

Es antiinflamatorio y antioxidante, que logra reducir el impacto del envejecimiento en la piel y en los órganos internos. Este efecto también ayuda a fortalecer el sistema inmune del cuerpo humano.

Reduce el colesterol, consiguiendo evitar enfermedades cardíacas relacionadas con el mismo. Esto se debe a su efecto antiinflamatorio y a que evita la coagulación no deseada de la sangre.

Es ideal para perder peso, ya que sus grasas “sanas” son una alternativa adecuada a las grasas que fomentan el aumento de peso corporal. Esto hace que el cuerpo siga obteniendo las grasas esenciales en su cuerpo y mejore la pérdida de peso.
Además de ello, su sabor a temperatura natural es suave y agradable, por lo que combina a la perfección con cualquier otro aliño e ingrediente, sin que afecte a otros sabores presentes en el plato.

El único inconveniente que tiene el aceite de oliva es que su resistencia al calor es ligeramente menor a otros aceites, por lo que esto puede producir cambios en su composición molecular y perder algunos de sus maravillosos beneficios para la salud.

Si cocinas con aceite de oliva, mejor que sea a bajas temperaturas

Una dieta que utilice la mayoría de las veces aceite de oliva virgen extra será mucho más saludable que otras. Esto no quiere decir que no utilices otros aceites para cocinar, ya que quizás en algunos de tus platos quieras que el sabor que aporta el aceite sea uno muy concreto. Solo que, en general, es mejor usar el de oliva virgen extra.

¿Y tú qué aceite utilizas para cocinar? ¿Has cambiado de alguno de los otros aceites a aceite de oliva y has sentido una mejora en tu salud? Coméntanoslo todo y ayúdanos a crecer.

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