La historia de los vehículos todo terreno con neumáticos de baja presión.
Durante un período relativamente corto, el progreso tecnológico en el área de los vehículos conquistó todos los elementos: tierra, agua, aire, así como el espacio exterior. Pero aquí está la paradoja: cuando los transatlánticos a toda velocidad se quedaron atrapados en los icebergs, cuando los aviones dejaron de ser exóticos y los coches se fortalecieron tanto como un lujo como medio de transporte democratizado, solo las llanuras nevadas permanecieron sin conquistar.
Para conseguirlo, era necesario de minimizar la carga específica de las ruedas o de los esquís de la unidad motora por centímetro cuadrado de nieve, lo cual parecía imposible.
Ernest Shackleton fue elegido para ser el líder de la Expedición Antártica Imperial Británica que partió hacia la Antártida en 1907 a bordo del barco Nimrod.
El coche era un Arrol-Johnston modificado con un motor de 15 caballos enfriado por aire. Fue donado por una empresa que quería emplearlo como una campaña publicitaria
Sin embargo, desafortunadamente el motor de gasolina no había sido probado en frío extremo y no se había ideado un sistema adecuado para proporcionar tracción en la nieve y el automóvil no podía moverse prácticamente nada
Finalmente, el automóvil se usó en pocas ocasiones porque solo podía funcionar en superficies duras y lisas que no son tan comunes en la Antártida.
Por lo general, se empleaba intentando recorrer la mayor distancia posible hasta que se quedaba atascado en la nieve y era necesario remolcarlo y tirar de él, recorriendo unos pocos kilómetros. En varias ocasiones destrozó el trineo, e, irónicamente, se quedaba parado por sobrecalentamiento del motor.
El segundo intento de conquistar las llanuras nevadas viene de la mano del ingeniero ruso Kuzin cuando en 1912 unió una aeronave a un trineo, con su respectivo motor. La idea para esos tiempos resultó tan revolucionaria que ya durante la Guerra Civil del país se creó una comisión completa para organizar la construcción de motos de nieve. Estas trabajaron activamente en el norte del país para mensajería y, por supuesto, para la guerra. Sin embargo, tenían varios inconvenientes: la capacidad de moverse solo en terreno abierto y nivelado y la incapacidad de superar una pendiente, motivos por los cuales se detuvo el desarrollo de este tipo de vehículos.
En los años de la posguerra, se utilizó una amplia variedad de técnicas: orugas, esquíes, etc. Sin embargo, las más prometedoras fueron las basadas en vehículos todo terreno con ruedas sobre neumáticos.
Estos neumáticos son de un radio enorme a una presión ultra baja (de 0.15 a 0.5 atmósferas), que permiten que la máquina no quede atrapada en la nueve suelta y por tanto pueda moverse con soltura sobre el lodo e incluso pueda flotar.
Esta idea la desarrolló el pensamiento popular. A principios de los años 70, los habitantes del norte del país, que pasaban todo su tiempo libre pescando en el hielo durante largos inviernos, recortaron las cámaras de los camiones y la instalaron en motocicletas, y obtuvieron el llamado <<karakat>>, una máquina que puede moverse fácilmente a través de la nieve suelta sin quedarse atrapado y con bastante agilidad, llegando a alcanzar los 25km/h. Para limitar el inflado de la cámara se ataban unos cinturones alrededor de toda la circunferencia. Además, esto servía para que la rueda no resbalara en la nieve
Sin reinventar la rueda, Arktiktrans reemplazó la motocicleta con una moto poco eficaz en nieve consiguiendo, tras diversas modificaciones, un vehículo de nieve y pantano denominado"Nara", un vehículo todo terreno flotante con neumáticos de baja presión. La base fue el cochecito motorizado SMZ S-3D.
La palabra "coche de nieve y pantanos" nació durante la certificación del producto: había máquinas similares como la moto de nieve, pero el mundo nunca había visto algo así. Los "Nara", hechos sobre la base de una moto, fueron comprados por geólogos y residentes de las regiones del norte.
El modelo "Artic" era un desarrollo ya bastante industrial realizado a partir de aviones de combate comisionados, empleando un tanque de combustible del MiG-23 aserrado por la mitad.
Lo más importante de este tipo de vehículos era su fantástica habilidad de atravesar campo a través. Debido a la baja presión de los neumáticos estos se aplanan formando una mayor superficie de contacto. Esto consigue que la masa del vehículo todo terreno se distribuya en una superficie mucho mayor. Además, le permite implementar una tracción significativa para poder remolcar una carga considerable.
Pero eso no es todo. Los neumáticos permiten que estos coches naden fácilmente sin siquiera tocar el fondo de la superficie del agua. En este caso, actúan como un propulsor y como un volumen de desplazamiento al sumergirse en el agua, algo similar a lo que ocurre con las ruedas de los antiguos barcos de vapor.
Actualmente, muchos fabricantes rusos han tomado el camino de crear una serie de vehículos basados en automóviles ya existentes, es decir, emplean la carrocería de un Niva o un UAZ, pero el resto, es por completo distinto.
Estos monstruos son súper efectivos en la nieve. Pesan casi 2.5 toneladas y no son muy cómodos en la cabina, debido a que en muchas ocasiones una enorme rueda de repuesto ocupa todo el compartimento trasero de la cabina.
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