Pocas personas son las que apuestan el todo por el todo en la buena gestión del contenido de las redes sociales de su negocio, y por eso prefieren invertir sólo en campañas de anuncios en Google AdWords, lo cual no está mal, pero cuesta, y a veces cuesta mucho. No obstante, el alcance que se puede lograr en Facebook, Instagram o Twitter; tiene la capacidad de llegar a ser viral y gustar a más de un cliente potencial.
Aquí los ítems a considerar sobre el manejo de las redes sociales de tu negocio:
1. ¿Tus objetivos de negocio son acordes a los que manifiestas en redes sociales?
Sólo por poner un ejemplo, pensemos que tu objetivo de este mes es dar a conocer el nuevo servicio que tienes disponible, sin embargo, estás poniendo un mayor esfuerzo en compartir contenido sobre la compañía, con relatos sobre quiénes integran la empresa, etc.
2. ¿Estás teniendo interacciones en redes sociales?
Si el contenido que publicas día a día en tus perfiles es estático, tendrás que poner mayor atención en la hora en la que estás publicando, pero más importante aún, verificar si lo que estás compartiendo les está generando algún valor a tus clientes.
3. ¿Creas contenido específico según el tipo de red social?
Debes ser consciente de que cada red social tiene su propia lógica y que los usuarios las identifica, es por eso prefiere más unas que otras. Será necesario que traduzcas tus objetivos comunicativos al tipo de contenido que puedes compartir en tus perfiles y no duplicarlo de perfil a perfil.
4. ¿Tus clientes actuales y futuros utilizan las redes sociales? ¿Cuáles sí y cuáles no?
Imagina que estás emprendiendo un negocio de seguros para personas de la tercera edad, entonces crees que creando perfiles en todos las redes sociales será beneficioso para tu empresa porque tendrás mayor visibilidad. Pues no, no será así porque debes concentrarte sólo en aquellas redes que permitan conectarte con tus clientes potenciales, que no son precisamente los adultos mayores, sino sus hijos, sus nietos, etcétera.
5. ¿Evalúas tu desenvolvimiento?
¿Mides semana a semana tu trabajo? ¿Mejoras mes a mes? ¿Realizas cambios de acuerdo a esas métricas favorables o desfavorables? Es importante tener puntos de comparación para saber si estás yendo por buen camino.
Ojo si la mayoría de tus respuestas son “No”. Preocúpate, lo has estado haciendo todo mal.