Primero de todo, nadie debería probar los límites de su cámara de este modo así que, por favor, no hagas esto en casa. Prosigamos... por el interés científico (o lunático) de un voluntario y afortunado propietario de una Canon 7D, éste propuso a DigitalRev probar cuánto sería capaz de aguantar su cámara en condiciones extremas sin que su funcionamiento se viera perjudicado.
Lo increíble de la historia es que, a pesar de que pasaron por encima, la dejaron caer por las escaleras, la congelaron y la prendieron fuego, ¡la cámara seguía funcionando! Por descontado, tras la prueba, la cámara Canon 7D era una pieza fea que no era ni la sombra del flamante modelo antes de realizar esta locura de pruebas, pero en este caso, la conclusión fue satisfactoria: la Canon 7D nunca dejó de tomar fotografías.