Debido a que RAW contiene la totalidad de los datos de la imagen captada por la cámara y una mayor profundidad de color (por lo general 30 ó 36 bits/píxel), sus ficheros tienen un tamaño de archivo muy grande, salvo cuando incorporan compresión, en cuyo caso no aumenta tanto.
Las cámaras profesionales y semiprofesionales ofrecen por lo general la opción de grabar imágenes en el formato RAW, además del formato JPEG y eventualmente otros. También algunas cámaras compactas de nivel alto ofrecen esta posibilidad.
El formato RAW se usa en aquellos casos en los que interesa archivar una fotografía tal como ha sido captada por el sensor digital, sin ningún tipo de manipulación por la cámara, para poder procesarla posteriormente en el ordenador mediante un programa de tratamiento de imágenes.
El gran inconveniente de los formatos RAW es la falta de estandarización, cada fabricante usa su formato, lo que puede producir incompatibilidades o que el formato no se pueda usar en el futuro, por ello se pide que exista un formato RAW abierto; es lo que hacen en openraw.org. Una alternativa abierta podría ser el Digital Negative Format o DNG de Adobe.
Por asociación con la fotografía analógica, también suele conocerse el formato RAW como negativo digital.
La utilidad del formato RAW
Si disparamos dos fotos del mismo motivo, una en jpg con baja compresión (alta calidad) y otra en RAW, seguramente se verá mejor la tomada en jpg: mejor nitidez/enfoque, mejor contraste, mejor iluminación, mejores colores, etc.
Esto es debido a que una cámara digital suele aplicar distintos filtros digitales para mejorar la imagen. Sin embargo, el formato RAW nos muestra la foto tal y como el sensor la capturó, sin ningún filtro de mejora. Se verán unos colores más neutros, menos saturados, un enfoque más blando y una iluminación que dependerá más de la exposición que hicimos, más visiblemente sobre o subexpuesta si fuera el caso.
Sin embargo, una foto en jpg tiene 24 bits/pixel frente a 36 bits/pixel que suele contener el modo raw. 24 bits serán suficientes para ver toda la gama de colores posible, pero serán claramente insuficientes cuando queramos realizar ciertos ajustes (iluminación, corrección de tonalidades,...) a la imagen. Por otro lado, una imagen en formato RAW, aunque en apariencia parezca más pobre, contiene muchísima más información y será muy manipulable al ajustar luces y colores.
¿Te animas a disparar en RAW?