Seguramente es una medida que debe funcionarles como una maravillosa estrategia de ventas. ¿A qué usuario le gusta que su equipo sea cada vez más lento, en abrir cada una de las apps? , o navegando en internet, y cuando eso sucede, obviamente buscarás reemplazar tu equipo por uno que corra como el viento.
Lo interesante es que quizás pensaron que podrían salir victoriosos sin enfrentar a muchos usuarios, mismos que la noticia no les fue en absoluto agradable; por sentirse timados y gastar buenas cantidades de dinero por tener el iPhone más reciente, con tal de que funcione eficientemente, al menos por un periodo de tiempo, o en este caso hasta la próxima actualización.
En una Corte Federal de Chicago, en el país vecino, ostenta ya una demanda colectiva que interpusieron los representantes legales de cinco usuarios de iPhone, por supuesto muy molestos con la noticia de ralentización deliberada de la Compañía de Cupertino. Estos usuarios son de Illinois, Ohio, Indiana y Carolina del Norte. Y aparentemente el motivo es que dichos usuarios no habrían comprado la nueva versión del teléfono inteligente, a no ser que la compañía hubiese sido honesta y les hubiera dicho que lo único que necesitaban sus equipos eran baterías nuevas.
A pesar de que pudiera parecerte una demanda que peca de inocente, tiene un fundamento legal, que en Estados Unidos, es bastante contundente, ya es que es delito federal y podría ser considerado como fraude al consumidor.
Lo que dijo Apple al respecto de la ralentización en un comunicado, fue: “Nuestra meta es proporcionar la mejor experiencia para los clientes, lo cual incluye el desempeño general y prolongar la vida de sus dispositivos”.
Y la declaración a un medio local, por parte de los abogados demandantes fue: “La decisión de Apple de reducir la velocidad de estos dispositivos… a propósito, fue tomada para inducir fraudulentamente a los consumidores a que compraran”.
¿Será que estos usuarios buscan justicia ciega?, o usan los vacíos legales para quitarle un poco de dinero a la compañía de Cupertino. ¿Tú que opinas?
Vía El Economista