En lo que ahora se llama web 3.0 las transformaciones en curso son realmente muchas y lo que tienen en común es la característica de venir todas directamente de las manos de los usuarios que, día a día, cambian sus gustos y preferencias mostrándolas directamente en la web.
El mundo de los usuarios de Internet está, por tanto, en constante evolución y se hace imprescindible, para aquéllos que quieran ofrecer contenidos en la web, seguir siempre la tendencia siguiendo las preferencias de su grupo de usuarios.
Uno de los cambios más evidentes se refiere sin duda a la transformación de la comunicación textual en comunicación puramente visual, a través de gráficos e imágenes. Por definición, la comunicación visual es la transmisión de un mensaje a través de una imagen que representa metafóricamente la realidad. Ha habido muchos estudios sobre el poder comunicativo de las imágenes y de los diferentes matices, pero lo que más nos interesa es el papel de las imágenes en el mundo social.
Si la propia imagen tiene el gran potencial de poder transmitir en pocos momentos un mensaje incluso complejo, en el mundo de las redes sociales esto se amplifica por la velocidad con la que estamos acostumbrados a sacudir los tableros de nuestro mundo social.
Por lo tanto, es esencial dar el peso adecuado a la elección de las imágenes que se publicarán: ¡una imagen interesante, atractiva y coherente con nuestra actividad puede realmente hacer mucho!
En primer lugar, debemos guiarnos por la sencillez: la imagen o foto que elijamos debe contener algunos elementos clave que puedan guiar al usuario en la identificación inmediata del mensaje que queremos transmitir. Estos elementos pueden ser rastreados hasta símbolos o figuras conocidas en boga en ese momento, para facilitar el reconocimiento del significado de la imagen y, al mismo tiempo, atraer la atención del usuario.
La elección de los colores principales de la imagen debe estar subordinada a una evaluación del contenido latente que queremos transmitir a nuestros usuarios: cada color tiene su propio significado dentro de nuestra comunidad y no debemos subestimar su importancia. El negro, por ejemplo, se asocia generalmente con características como la seriedad, la elegancia y el lujo, por lo que sería un error utilizarlo en nuestras comunicaciones si queremos presentar un producto o servicio que sea asequible y vistoso para todos.
La tendencia social más reciente requiere imágenes emocionales, con colores suaves (casi vintage) y citas que hacen soñar: la imagen social debe excitar, debe hacer que el usuario pierda unos momentos más para mirarla y reconocer la marca o empresa que la publicó. Entre las emociones favoritas siempre permanece en la pole position la felicidad, la despreocupación, la risa; esto también, se debe a que el usuario utiliza lo social como un momento de recreación, el desapego de los problemas y los pensamientos. Presentemos imágenes bellas e irónicas que les hagan sonreír y les hagan querer volver a nuestra pared para ver más.
Proporcionar contenidos ligeros a nuestros usuarios no significa necesariamente tener que mantener un estilo informal; por el contrario, saber restar importancia a las actividades o servicios más austeros haciéndolos adecuados para la impronta coloquial de las redes sociales es una habilidad de gran valor, que sin duda no pasará desapercibida.