Sin embargo, las conductas que caracterizan a un líder influyen de un modo totalmente distinto sobre los empleados que aquellas propias de un caudillo con poca capacidad de liderazgo.
Y es que un buen líder sabe que sus empleados son, además de engranajes esenciales para el éxito de la compañía, personas que convenientemente motivadas pueden resultar útiles fuentes de ideas y originalidad, mientras que un jefe se limita a dar órdenes a empleados que considera máquinas desechables.
Podría decirse que un líder es siempre un buen jefe, pero no a la inversa: un jefe puede no ser un líder, e incluso convertirse en su antónimo.
A la vez, un líder se mantiene actualizado, formándose periódicamente con un coach de liderazgo para mantenerse entrenado y capaz de manejar un equipo.
Un jefe piensa que estar sentado detrás del escritorio principal es capacitación suficiente para dirigir una empresa.
Si bien la jerarquía es a veces necesaria en un entorno laboral, hay distintas formas de ejercerla. Sigue estas seis claves para ver si como jefe tienes, además, alma para el liderazgo.
¿Eres un jefe o un líder? 6 claves para saberlo
Un líder propone desafíos, un jefe asigna tareas
Un buen líder sabe que sus empleados son personas de cuyas capacidades se alimenta la empresa. De otra forma no tendrían un puesto en la misma.
Ve sus talentos y competencias y los pone a prueba de manera continua para optimizar el potencial de cada persona y destacar sus puntos fuertes.
Un jefe, en cambio, dice a sus empleados qué hacer y cómo, sin dejar espacio para que puedan experimentar con distintas estrategias hasta encontrar aquella que mejor se adecúe a sus capacidades.
¿El resultado? Trabajadores desmotivados que se sienten poco valorados dentro de la compañía.
Un líder motiva a través del entusiasmo, un jefe lo hace a través del miedo
Un líder es un motivador nato que contagia su entusiasmo a su equipo y alienta la participación de todos los miembros en la búsqueda del éxito.
Un jefe amenaza con represalias por cada objetivo no cumplido, lo que aliena a los empleados e incita un comportamiento colectivo de “sálvese quién pueda” en vez que estimular el trabajo en equipo en pos de un bien común.
Un líder utiliza el refuerzo positivo como estímulo y recompensa a su equipo por los objetivos logrados, pero un jefe da por sentado que ciertos objetivos han de ser alcanzados y solo se dirige a sus empleados con represalias cuando las metas no se cumplen.
Un líder crea una visión, un jefe crea un objetivo
Este punto es digno de explicar, ya que un objetivo no es necesariamente algo negativo.
Sin embargo, difiere de la visión en que esta es una imagen ideal de lo que puede llegar a ser una empresa, a largo plazo, si funcionase al tope de sus capacidades, aprovechando el mayor potencial de cada empleado y de la fuerza que emerge del trabajo en equipo.
Un objetivo, por otra parte, es una meta cuantificable dispuesta mediante la aplicación de una estrategia estudiada y concreta, a alcanzar en un plazo determinado y cuyo procedimiento no necesariamente aprovecha el potencial de cada persona, sino que solamente se limita a obligarla a cumplir con una secuencia de tareas específicas.
Un líder toma riesgos, un jefe los controla
Parte del liderazgo consiste en tomar riesgos, a sabiendas de que el fracaso es a veces un peldaño de la escalera al éxito, y un buen líder está más que dispuesto a correrlo y a asumir la responsabilidad de un posible resultado negativo.
Un jefe, por su parte, está siempre en la búsqueda de la minimización del riesgo, intentando evitar y controlar problemas en vez de aprender de los desafíos.
El resultado de dicho comportamiento es un estancamiento a largo plazo en el proceder de la empresa que no permite la innovación ni los beneficios que la acompañan.
Un líder participa, un jefe domina
Un jefe marca el rumbo de la empresa colocando la carga sobre los hombros de sus empleados y utilizando la amenaza de la culpa como combustible.
Un líder, en cambio, trabaja codo con codo con sus compañeros, compartiendo las tareas y asumiendo la responsabilidad de un posible fracaso.
Un buen líder sabe también que la culpa no soluciona problemas y que la productividad a la hora de encontrar soluciones aumenta cuando los empleados sienten que son un equipo en vez de una suma de individuos sin una visión común.
Un líder se refiere a la compañía como “nuestra”, un jefe la llama “mía”
Un líder se considera parte de un equipo, por lo que participa en las tareas necesarias para que la empresa funcione al máximo de su potencial.
Un jefe, por su parte, se abstiene de participar y deja que sus empleados realicen el trabajo sucio. Asimismo, se adjudica los créditos del éxito, mientras que un líder los comparte, sabiendo que no hubiera sido posible alcanzarlo sin el trabajo conjunto de cada uno de los miembros.
Un líder ve a la empresa como un grupo de compañeros trabajando en pos de un objetivo común, mientras que un jefe la percibe como una maquinaria no humana que trabaja en pos de su beneficio personal.
Ahora que ya sabes diferenciarlos, ¿podrías considerarte un líder a los ojos de tus empleados?
En caso de que sientas que aún necesitas entrenamiento (después de todo, la capacidad de liderazgo no siempre es innata), puedes instruirte con algunos cursos presenciales u on-line o con los servicios de un coach experto que puedes encontrar fácilmente a través de algunas plataformas de profesionales como StarOfService.
.