Aunque muchos crean que hay impunidad en los actos que se cometen en la línea, no faltan casos que demuestran todo lo contrario, especialmente si se vive en un país como Rusia. Por ejemplo, un tribunal de Siberia condenó a un joven de 16 años a cinco años de prisión en un caso de “terrorismo” que incluía actividad dentro del juego Minecraft.
Estrictamente el usuario llevaba adelante planes junto a otros dos amigos de agregar el edificio del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia dentro de uno de los juegos más descargados en el mundo “Minecraft” para luego permitir que los otros jugadores lo exploten. Claro está no fue lo único que le encontró como prueba de su rebeldía ante el gobierno local.
Un caso extremo que incluye a Minecraft
Nikita Uvarov es el protagonista de uno de los casos más ridículos que se recuerden
El Tribunal Militar del Primer Distrito Este en la región de Krasnoyarsk sentenció a Nikita Uvarov el 10 de febrero con cargos de posesión ilegal de armas y pasar por entrenamiento para la implementación de un acto terrorista, algo que se dio durante el otoño de 2020 cuando el joven tenía solo 14 años de edad.
Los otros dos acusados en el caso fueron condenados por posesión ilegal de armas y condenados a penas de prisión suspendidas de tres años y cuatro años, respectivamente. Por su parte, los fiscales había pedido una prisión de nueve años para Uvarov y seis años para los demás acusados.
El arresto se dio cuando los tres repartian folletos para apoyar a Azat Miftakhov, un matemático que se encontraba bajo custodia en dicho momento y fue sentenciado posteriormente a seis años de prisión en enero de 2021 por cargos de terrorismo.
Posteriormente, los investigadores rusos encontraron chats en sus móviles que “habían probado” que el trío planeaba agregar el edificio FSB al juego de Minecraft y hacerlo explotar allí. También había críticas al Servicio Federal de Seguridad en sus conversaciones, mientras que en sus tiempos libres leyeron libros prohibidos, fabricaron petardos y los hicieron estallar en edificios abandonados en su ciudad natal de Kansk.
Uvarov no cooperó con los investigadores desde su arresto y pasó once meses en prisión preventiva antes de ser liberado el año pasado para terminar el noveno grado en la escuela. “Fue doloroso para mí ver cómo mi país oprime a las personas, activistas de derechos civiles, que quieren lo mejor para el país y defienden su bienestar. Ahora, lamentablemente, estoy experimentando yo mismo el despotismo de los injustos colaboradores del sistema”, aseguró el joven.
Vía / Rferl