Informática
A estas alturas no es ningún secreto que el mundo está experimentando una escasez de chips como resultado de varios problemas, como la guerra comercial, la sequía, las tormentas de nieve, la minería de criptomonedas, por no mencionar una pandemia en curso. Tampoco ayuda el hecho de que la demanda de chips haya crecido hasta niveles sin precedentes, impulsada por los esfuerzos de digitalización, así como por una creciente variedad de productos que dependen de los semiconductores para una parte o la totalidad de su funcionalidad. Y la situación podría empeorar antes de mejorar.
Según la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA), las ventas mundiales de semiconductores sólo en el mes de enero fueron de 40.000 millones de dólares, lo que supone un aumento del 13,2% respecto al mismo mes de 2020. Las ventas totales en 2020 fueron de 439.000 millones de dólares, de los cuales 151.700 millones correspondieron a China, mientras que el mercado estadounidense registró el mayor incremento interanual, del 19,8%. Se espera que la cifra total aumente más del 8 por ciento este año.
El año pasado, los cierres provocados por la pandemia obligaron a las fábricas a cerrar o reducir la producción, lo que se consideró sólo un contratiempo temporal. Sin embargo, el lanzamiento del iPhone 12 de Apple y los de las nuevas tarjetas gráficas de Nvidia y AMD no tardaron en demostrar lo contrario.
Para rematar la faena, tanto Microsoft como Sony lanzaron nuevas consolas de videojuegos, sólo para descubrir que no podían fabricarlas con la suficiente rapidez como para satisfacer la demanda, lo que se vio agravado por los revendedores o scalpers que consiguieron hacerse con grandes cantidades de existencias en las tiendas para luego revenderlas a un precio mucho mayor. Por ello, las dos empresas han empezado a revisar sus expectativas de ingresos para los próximos trimestres.
A principios de este año, los fabricantes de automóviles se encontraron en una situación igualmente difícil, lo que provocó una reducción de la producción manufacturera que persiste en la actualidad. Aunque la producción de chips en las fundiciones volvió a la normalidad, empresas automovilísticas como Ford, Nissan, Volvo y General Motors han tenido problemas para conseguir los chips necesarios, y ahora proyectan pérdidas de miles de millones de dólares este año como resultado. Como solución provisional, algunas empresas están optando por fabricar vehículos sin módulos de ahorro de combustible.
Los expertos del sector estimaron que la demanda de silicio superaría a la oferta al menos hasta el final del verano, pero algunos señalaron que las continuas limitaciones de suministro y el aumento de los costes de los materiales podrían alargarlo hasta bien entrado el año 2022. TSMC afirma que su industria de semiconductores está bien preparada para hacer frente a la actual sequía, pero sólo representa el 13,1% de la capacidad mundial de obleas.
Samsung, que ahora se sitúa por delante de TSMC como primer fabricante de obleas del mundo, no está en condiciones de satisfacer la demanda de sus productos de memoria o de las tarjetas gráficas Ampere de Nvidia. Justo cuando los envíos de PC registraron el mayor crecimiento de los últimos diez años, los fabricantes están sufriendo un bajo nivel de existencias en un momento en que los chips, las pantallas y los componentes pasivos son más difíciles de conseguir.
Todo ello está contribuyendo a un aumento constante de los precios de una serie de productos electrónicos de consumo a medida que disminuye su disponibilidad. El gobierno de Biden ha intervenido para intentar solucionar el problema a nivel de la cadena de suministro, pero no está claro que se pueda hacer nada a corto plazo. La Asociación de Tecnología de Consumo estima que la demanda de tecnología de consumo no hará más que aumentar este año, lo que podría suponer unos ingresos por ventas al por menor de 461.000 millones de dólares en EE.UU. gracias a un renovado interés por los productos para el hogar inteligente, la salud conectada y el IoT.
La Asociación de la Industria de los Semiconductores, que representa a varios gigantes de la industria como AMD, Intel, Nvidia y Qualcomm, cree que el gobierno de Biden debería dar prioridad a traer la fabricación de chips a Estados Unidos, un esfuerzo que se estima que costará 50.000 millones de dólares. El mes pasado, el Presidente dijo que impulsaría 37.000 millones de dólares para ese objetivo, mientras que las disposiciones de la última Ley de Autorización de la Defensa Nacional permitirán al gobierno ofrecer miles de millones en incentivos a las empresas que se pongan a la altura de la tarea.
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