El mercado de las cámaras fotográficas tradiconales no vive sus mejores años. Una de las razones ha sido el imparable avance y mejoras en las cámaras incluidas en los «smartphones», que ha hecho que más de uno se plantee incluso la idea de descartar una cámara de las de «toda la vida» para servirse de los cada vez mejores sensores fotográficos que incorporan los nuevos modelos de teléfonos inteligentes.
Según la firma de análisis de mercado IDC, la llegada de buenas funciones de cámara a los móviles inteligentes han impactado de forma negativa en la venta de cámaras digitales. El Nokia Lumia 1020, anunciado en julio de 2013, tiene fantásticas características, como una cámara PureView de 41 megapíxeles que incorpora controles equivalentes al que se puede encontrara en cualquier réflex digital.
El iPhone 5S, el último de Apple, tiene una cámara de 8 megapíxeles, pero con un sensor más preciso y con un flash dual, mientras que el HTC One (M8) incluye dos cámara traseras para lograr una mejor imagen. Es decir, el mercado de los «smartphone» está apretando y fuerte. Muchos compradores prefieren invertir en un móvil con buenas prestaciones y tener un solo dispositivo a la hora de salir y fotografiar su vida diaria o paseos, que tener dos dispositivos.
«Los fabricantes de teléfonos no están solos. La economía de aplicaciones se ha movido para apoyar las imágenes realizadas con móviles. Por ejemplo, Flickr de Yahoo ha revisado sus aplicaciones para Android e iOS. Por otra parte están aplicaciones como Instagram que editan y permiten compartir fotografías», ha apuntado Eric Zeman de «Information Week».
Grandes redes sociales como Facebook, Twitter y recientemente Google+, se han esforzado en hacer fácil la carga de fotografías a través del móvil. La combinación de un software atractivo con la conexión a internet y facilidades del un móvil han sido «una receta en lo que se refiere a los fabricantes de cámaras réflex digitales».
Takafumi Hongo, portavoz de Canon, defendió el negocio de las cámaras frente a los smartphones. «Tomas fotografías con un "smartphone" y editarlas con "apps" es como cocinar con ingredientes baratos añadiendo mucho sabor artificial. Usar cámaras de lentes intercambiables es como comida cocinada de forma lenta, son ingredientes naturales y genuinos», dijo a «The Wall Strett Journal».
Pero la disposición no lo es todo. Las cifras hablan por sí solas. Según la CIPA ( Asociación de cámaras y productos de imagen), el mercado vio un repunte en 2010 pero ha ido cayendo en los últimos años. En 2010 se enviaron 121 millones de cámaras (mirrorless/DSLR/compactas). La cifra bajó a las 114 millones en 2011, a 100 millones al siguiente año y a sólo 61 millones en 2013. Es decir, un descenso del 40% entre 2012 y 2013.
Pero hay un rayo de esperanza. Aunque el sector cada vez despacha menos cámaras, hay un nicho ahí que no para de crecer, las cámaras «mirrosless» (sin espejo). Las últimas cifras de la CIPA muestran que las cámaras sin espejo realmente han cobrado nuevos bríos en enero y febrero de 2014, en comparación con el mismo período un año antes. La venta se ha incrementado un 24,4%, con aumento más significativos en Japón y Europa. En América del Norte no se experimenta esta tendencia, pero siempre ha sido un mercado difícil para las «mirrorless» ya que se aferrar a las DSLR (réflex).
Las cámaras «mirrorless» se encuentran a mitad de camino entre las réflex y las compactas digitales. Son una familia de cámaras enfocada al fotógrafo aficionado, pero que busca prestaciones más avanzadas pero por debajo de las cámaras profesionales.