Durante una época también tuvimos en casa huerto que mi padre cuidaba con mucho esfuerzo y gallinas que ponían unos huevos buenísimos, y que duro era limpiar de paja y parásitos aquel corral.
Y lo que era para mi lo normal, asomarme a la ventana y ver campos de naranjos hasta el final, o el gato de la casa de al lado que se metía en la tuya sin más, se ha convertido en algo tan excepcional, que he perdido mucha práctica. Y es que ese es realmente nuestro hábitat natural, somos animales y de ahí es donde venimos, no este que hemos construido luego.
Pero en general, nos hemos vuelto tan urbanitas, quien tiene pueblo es otro cantar porque puede seguir en contacto con la naturaleza , pero nosotros lo tenemos todo tan limpio y estructurado que de vez en cuando viene muy bien, tener contacto con lo mundano, lo sucio que limpia la lluvia y es lo más natural, lo bonito y sensorial ¿ No te parece?
Así que hace unos domingos nos apuntamos al plan de visitar los huertos urbanos que la Fundacion Carmen Pardo , que se dedica a trabajar por los derechos y la participación de las personas con discapacidad intelectual en nuestra sociedad. de la que ya os hablé y mostré en esta produccion que hicimos para Hola, que tiene en Montecarmelo, un barrio de las afueras del Norte de Madrid, y alquila para quien quiera cultivar frutales, flores o hortalizas. Realmente una maravilla.
Y así pasamos la mañana, paseando entre los huertos con una guía que te explicaba todo, eso si; si coges esta ruta que cuesta 15 euros para toda la familia, llega pronto y ponte la primera, que al final es la que se entera, porque al ir en fila india el del final no se entera de nada.Creo que esta actividad sólo se puede hacer algunos domingos, infórmate a través de su web.
Y así recorrimos las diferentes parcelas de los huertos probando habas, guisantes y al final del recorrido, pudimos ver a las plantitas bebé, de donde luego plantan en el huerto, y plantamos unas pipas de girasol.
Y así pasamos la mañana mientras Alaia vigilaba que todo estuviese bien, ya que no podía meter las manos en la tierra, aunque si que probó las verduras que fuimos probando. Y de ahí al mercado de panes, quesos, bizcochos y hasta gominolas naturales que ponen en la entrada del recinto d elos huertos , que está entrando al final a la derecha y llaman Mercado de Campo. Una delicia.
¿Te apuntas un día a hacer esta ruta ?
Si te ha gustado esta excursión, seguro que te gustará el día que fuimos de museos, o a burrolandia.
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