Mochila, frenos y... ¡para arriba!

¿Os habéis lanzado alguna vez con la bici por una pendiente? La sensación de bajar a toda caña es única, parece que tienes el control pero en algún momento tienes que frenar para no pegártela. A mi siempre me han dado miedo las cuestas empinadas, no me va eso de soltar adrenalina, he sido más de subir que de bajar porque, cosas de la vida, cuando voy demasiado deprisa pierdo el control de los pedales, se me estropean los frenos y acabo de bruces contra el suelo.

Hace poco me di el coscorrón. Desde entonces las pocas ganas de todo se han apoderado de mi, así que trato de poner las cosas bien bonitas por fuera para que deje de verse lo feo que está todo por dentro, el blog se ha quedado atascado, estoy escasa de ideas y un ser extraño llamado pereza se ha adueñado de mi vida desde que acabé los exámenes.

Pero he tenido la suerte de encontrarme con un mecánico estupendo a la bajada de la pendiente que ha puesto a mi bici unos frenos de primera y ha llenado mi mochila con un pack de supervivencia. Ahora, despacito y con calma, me dispongo a subir la colina que tengo enfrente para volver a lanzarme por una cuesta que quiero imaginar larguísima y llena de momentos únicos, con la esperanza no chocarme con ningún árbol y confiando en que las ruedas se paren en el momento oportuno.

Todo se empieza poco a poco, con pequeños cambios; de momento le he dado un lavado de cara a Velvet Cat para hacer más fácil la subida. El blog ha sido una de las mejores cosas de mi 2014 y quiero que lo siga siendo en 2015 y por muchos años más, y quien dice el blog quiere decir la gente que está detrás animándome con sus palabras bonitas y amables cada día. Sois vosotros quienes dais de comer al gatico de la derecha y no yo... ¡MIL GRACIAS!

¡Pasad una buena semana y no os olvidéis de llevar siempre los frenos en condiciones! Besotes gigantescos ?