Esta vez, como tantas otras, nos pasamos por Gijón, donde después de probar el helado de cabrales, comimos con Kiko e Isabel, que ya son casi como de la familia, y nos dimos un buen paseo con ellos:
Empezamos, como no, por la playa de San Lorenzo, que estaba preciosa con la marea baja por la mañana y alta por la tarde, después de comer.
Seguimos por Cimadevilla, el casco histórico y antiguo barrio de pescadores, repleto de bares y sidrerías.
El punto más alto de Cimadevilla es el Cerro de Santa Catalina, donde destaca el "Elogio del Horizonte", de Chillida, que se ha convertido en símbolo de la ciudad. Y sobre todo, las vistas quitan el hipo.
Bajando por el otro lado se llega al puerto deportivo y a la plaza del Marqués, donde nos encontramos otra de las esculturas emblemáticas de la ciudad: el monumento a Don Pelayo, el primer rey astur.
Y finalmente, volvimos a nuestro punto de partida, la playa de San Lorenzo.
La pena fue no tener más días para poder ver a todos los amigos, nos dejamos gente importante por ver, pero el verano está a la vuelta de la esquina y ahí nos desquitaremos como es debido!