CAPÍTULO 7. ENTRE LA DAWN Y EL AURA


ENTRE LA DAWN Y EL AURA

Ximena

Me dispuse a cenar. Mamá cocinaba bien; supongo que esa es una de las razones por las que papá se casó con ella. Mi padre es profesor en la primaria Independencia, ubicada al norte del pueblo. Como a todos, también le impresionó la muerte de Diego.

Pero te decía que una de las razones por las que papá se casó con mamá fue porque ella cocinaba bien (quizá te estoy contando una falacia); sin embargo, aún hay una razón todavía más fuerte que eso. Mis padres se conocieron en su época universitaria. Ambos estudiaban para ser profesores de nivel básico; pero mamá quedó embarazada de mí y mi padre se vio obligado a casarse con ella. No sé si fue la mejor decisión. A veces siento el rechazo de ellos. Y en cierta parte lo entiendo, quiero decir: de alguna manera yo interrumpí sus planes.

Pero, ¡vamos! Tampoco soy la chica sufrida que se pasa el día lamentándose por haberle arruinado la vida a sus padres. Solamente llegué a sus vidas en el momento incorrecto, eso es todo.

Después de acabar mi cena, subí a mi recámara con velocidad.

¿Mañana irás a la escuela? quiso saber mi padre desde la cocina. Me detuve en mitad de las escaleras y medité un momento.

Probablemente sí… aún no lo sé. escuché un gemido ronco de mi padre que significada desaprobación, y luego seguí mi carrera hacia la habitación.

Ya dentro, me di un baño, alejándome por completo de ese aroma a panteón que se había quedado impregnado en mi piel; y me tiré en la cama. Empecé a sintonizar la MTV y luego terminé viendo un programa sobre alienígenas.

Sinceramente el sueño me vencía; pero no quería volver a dormir, sabía que de alguna y otra manera volvería a soñar con Diego y recordarlo cada noche no era muy bueno que digamos.

¿Hasta qué punto es bueno recordar a una persona muerta? ¿Ver sus fotos y presenciar el brillo de la vida en los ojos? ¿Pensar cómo murió exactamente? ¿O la frialdad de su cadáver en el ataúd? ¿O cómo es que se pudre bajo tres metros de tierra? ¿O lo que sintió al morir?

Porque todo eso es lo que pensaba: en cómo se estaba descomponiendo su cadáver.



Saqué mi teléfono y empecé a divagar en Facebook, teniendo de fondo en el televisor la voz de un especialista en OVNIs.

… en algunas civilizaciones antiguas, como la Azteca o la Maya, se han encontrado indicios de que fueron ayudadas por tecnología muy superior a la que poseían en ese momento para construir sus pirámides. ¡Incluso superior a la que poseemos hoy día! ¿Cómo pudieron haber logrado est…? apagué el televisor.

Refresqué mis notificaciones en Facebook; la primera que me apareció fue la nueva foto de perfil de Alexa. Tenía muy mal gusto en cuanto a los escenarios en los que las sacaba... mira que no reflejaba mucho de ella tomarse la fotografía en el sucio baño de la escuela.

Pero la envidiaba.

No lo niego.

¿Quién no quisiera tener sus prominente caderas? ¿O esos senos...? ¿Cuándo menos, su rostro perfectamente bien definido?

Continué bajando por las noticias más recientes y me topé con fotografías que subían los allegados a Diego. Miré la publicación que yo le había hecho en su muro, el sábado, cuando me enteré que había muerto... tenía pocos likes. Yo no era una chica muy popular, siempre me mantenía al margen y muy escasamente participaba en este rol activo de Facebook.

Entonces me introduje en el perfil de Diego y me metí a ver su lista de amigos. ¡Tenía bastantes! La gran mayoría eran personas del pueblo; pero había unas cuantas chicas que en mi vida había visto. Entre ellas estaba una Dawn Walker... Dawn Walker... En algún lado había oído el nombre.

Su fotografía tenía un extraño efecto morado. Me metí en su perfil y vi que absolutamente todas las fotografías de esta chica tenían likes de Diego y comentarios como: aquí te ves más hermosa, ¡qué linda!, realmente espectacular. Y la chica le contestaba con cosas como: Gracias, corazón; o, continuamos hablando por inbox.




En este momento los intestinos me empezaron a arder de celos.

Me metí al chat que yo mantenía con Diego y vi que el último mensaje había sido de hace unos cuantos meses. En él, yo le preguntaba acerca de una tarea; pero en realidad no quería saber qué había dejado el profesor de Física, sólo quería entablar una conversación. Y no resultó.

Entonces le mandé un mensaje. Sí, al perfil de un muerto.

Sabía que no me contestaría, pero aún así se lo mandé.

Diego, creo que te amaba. Y soy una cobarde por decírtelo ya cuando estás muerto, y en un mensaje de Facebook.




Me salí de la aplicación y miré algunos vídeos musicales en YouTube para distraerme un rato. Sin embargo, a los dos minutos, una nueva notificación alumbró en la parte superior de mi teléfono.

A Diego A. H. le ha gustado tu foto de portada.




Y luego, pasó todavía algo más extraño.

Diego aparecía conectado.

Había visto mi mensaje.

Y estaba escribiéndome algo.

Me quedé petrificada en mi cama. ¿Cómo podía pasar algo así? A menos de alguien estuviera manipulando la cuenta de Facebook de Diego desde algún dispositivo. Pero... en realidad me impresionó lo que me llegó.

El mensaje de Diego decía:

Entre la Dawn y el Aura.




Y empecé a gritar.



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