Lo que es anómalo y a la vez fantástico es que existan personas inspiradoras que usen los infortunios como trampolín para lograr sus sueños.
Este es el caso de Kanya Sesser, una chica tailandesa de 23 años a la que la vida le negó sonrisas y le dio la espalda desde muy temprana edad. Su tragedia pudo determinar el resto de su vida, pero su fortaleza fue lo que hizo la diferencia.
Esta es su historia:
Kanya nació sin piernas, este fue el primer golpe que le dio la vida. La ciencia y el sentido común decían que su vida estaría limitada a vivir sentada en una silla de ruedas.
El segundo garrotazo le llegó muy rápido: sus padres la abandonaron a las pocas semanas de haber nacido, por ser una niña discapacitada. La dejaron en un Orfanato de Tailandia, bajo la tutela de unos monjes budistas, que la cuidaron durante cinco años.
Pero no todo fue malo: una pareja estadounidense vio la foto de una niña tailandesa en una revista internacional de adopción y… ¡fue amor a primera vista! Esta niña cautivadora era Kanya. Sus nuevos padres adoptivos, Jane y Dave Sesser, la llevaron a Portland, Oregon, y fue ahí donde iniciaron una nueva vida en familia.
Actualmente es una mujer muy independiente: vive en California y se transporta a todos lados utilizando un monopatín en vez de una silla de ruedas.
Ella no deja que su “discapacidad” determine su vida; de hecho, se ha convertido en un modelo a seguir para muchas mujeres que tienen su cuerpo completo pero que sin embargo no se sienten ni felices ni satisfechas con él.
Kanya rompe todos los estereotipos e ideales de belleza imposibles impuestos por una sociedad que ya no sabe diferenciar entre lo que es supuestamente “verse bien” y verse “saludable”.
Ella piensa, muy acertadamente cabe destacar, que no es necesario tener piernas para sentirse sensual y actúa en pro de esta premisa: es modelo de lencería y de trajes de baño y le pagan muy bien por eso.
Además inspira a todos de una forma conmovedora, pero al mismo tiempo da cachetadas de realidad a aquellos que constantemente se dicen a sí mismos “no puedo hacerlo” o “no soy lo suficientemente bueno”:
Kanya, sin sus dos piernas, es una excelente atleta… logró adaptar su situación de acuerdo a sus posibilidades, desarrollando una fuerza increíble en sus brazos.
Gracias a esto, practica surf y skateboard y es tan buena en lo que hace, que está determinada a participar en los Juegos Paralímpicos de invierno en el 2018. Su frase firma es “No legs, no limits”, es decir “Sin piernas, sin límites”.
Las actividades que realiza son muy lucrativas: gana hasta 1000 dólares diarios. Sesser dijo en la pagina de #NoLegsNoLimits que el hecho de que ella luzca diferente a los demás, no hace que se avergüence de sí misma y esto definitivamente no le impide mostrar su verdadero ser.
Como si fuera poco, planea publicar un libro autobiográfico para el año 2016… ¡y es Kanya hace muy real la frase “El cielo es el límite”!
En fin, esta hermosa modelo y deportista es un modelo a seguir para aquellas personas que sufren alguna discapacidad, pero además inspira y da dosis de realidad a aquellos que tienen su cuerpo entero pero que sus complejos e inseguridades autoimpuestas o guiadas por la sociedad logran limitar su capacidad de soñar.
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