Para quienes observan la realidad de esta ciudad pero que no se limitan a mirar sólo los edificios, la gente o sus características urbanas hay un fenómeno nuevo que los tiene sorprendidos: el crecimiento de la población de garzas en todo el transcurso del río que atraviesa de sur a norte el Valle de Aburrá.
Y como sucede con tantos acontecimientos, en este caso ya no parece extraño que mucha gente relacione la representación de un templo chino y sus alrededores, donde aparece un árbol lleno de garzas, con lo que pasa en el río Medellín, donde las aves son tan sorprendentemente blancas como aquellas.