El corazón de la mosca (...)
Hoy no vuela.
No puede, no tiene fuerzas.
No mientras se delibera en su cabeza una batalla campal entre los hilos corruptos del destino y la cara más sensible de los planes. De todos los planes. Por eso se despertó con odio interno. Hoy lo odia todo, y lo odia de adentro hacia afuera. Odia habérselo creído tanto. Odia haber creído. Odia esto.
Romperse.
Romperse.
Odia volver a romperse.
Romperse y romperse de nuevo.
Odia romperse.
(...)
Romperse en mil pedazos.
(...)
En pedacitos que no van a volver a encajar, y sabe que le llevará un tiempo volver a volar como antes. Mejor que antes (?) Por eso hoy se permitió odiar con voluntad, sobre todo esa conversación que planeó en su cabeza. Esa en la que al destino se le dio por no seguir el libreto. Luciana Salvador Serradell