Hay algo que se mueve dentro, que quiere salir. Hoy, particularmente, me siento inactiva. No es que no haga nada, siento que hay muchas cosas que no estoy haciendo que podría estar haciendo. Sin embargo, parece que esto está vedado, que ahora no puedo ingresar en mí, en ese espacio creativo... entonces, estoy aquí. Escribo. Lo saco.
Cuando escribimos, ex-presamos (liberamos, deja de estar preso) eso que estaba en el interior, le doy forma y lo puedo mirar.
No hay después, no hay mañana, no hay dentro de un rato.
Ayer estaba pensando en que no venía alimentando el blog, tampoco mi novela, y es que recién pensé
lo mismo, ya van dos días en que vengo pensando lo mismo y no hago nada al respecto... ok, dejo de pensar y me pongo a hacer.
Cuando siento una necesidad, cuando vengo pensando en que no estoy escribiendo. ¿Es posible hacerlo ahora? Si la respuesta es un SÍ, aquí vamos, lo hacemos.
El momento de escribir es ahora. Siempre con una libreta en la cartera de la dama o el bolsillo del caballero.
No hay después, no hay mañana, no hay dentro de un rato.
Así como debemos soltar el "control" de lo que vamos a escribir, también debemos dejar de pretender controlar los momentos de escritura y hacernos el espacio cuando esta necesidad se manifiesta. Es como un llamado que hay que atender, porque más tarde, tal vez, ese llamado no se logre. Ese llamado al que me refiero tiene que ver sobre todo con momentos de sensibilidad, no estoy hablando de un momento razonado, eso de la razón viene mucho después. En esos llamados que son como rayos que caen en el medio de la ducha, caminando, comiendo un hot dog en la vereda, esos rayos que le llegan a uno, si no los atrapamos se escabullen, se disuelven.
No hay después, no hay mañana, no hay dentro de un rato.
Fuente: este post proviene de amiklea, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado: