Sin embargo, a menudo se fotografían algunos detalles decorativos de la sala donde se celebra la fiesta: las guirnaldas sobre las puertas, los adornos navideños o los pastelitos todavía intactos en su bandeja.
Todos estos sujetos pueden convertirse en los absolutos protagonistas de una fotografía festiva y simpática, que se pueden convertir en una felicitación insólita y, sobre todo, única.
Lo primero que hay que hacer es no dejar pasar una buena ocasión. Todas las fiestas, ya sean grandes o pequeñas, cuentan siempre con detalles útiles. En resumen, no olvides llevar contigo la cámara fotográfica, y empieza rápidamente a tomar fotos... sobretodo antes de que empiecen a comer el pastel.
Fíjate también en todo lo que hay a tu alrededor: las hojas de los árboles que amarillean y hablan del otoño o las ramas en las que se ha posado la nieve pueden ser otros temas igualmente interesantes.
Otra posibilidad es preparar un pequeño estudio en casa utilizando algunos elementos típicos: las bolas de colores del árbol de navidad, los huevos pintados de Pascua, cintas de colores, flores o las chocolatinas de un cumpleaños.
Con ellos puedes crear una imagen espléndida, llena de color. Eso sí, debes prestar atención a la composición de ese bodegón, dejando un espacio para un posible mensaje de felicitación que puedas escribir después a mano o con algún programa de edición.
La fotografía resultante podrás imprimirla en papel fotográfico grueso o en otro papel normal. En este segundo caso, lo podrás pegar después en un soporte adecuado para mandar la felicitación por correo o incluirla en algún paquete de regalo.
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