Los científicos mexicanos se encuentran desarrollando esta tecnología que tiene la capacidad de preparar alimentos blandos y con formas que facilitan su deglución, además de estar adicionados con bacterias probióticas que ayudan a equilibrar la salud intestinal, por lo cual es una alternativa para quienes que no pueden masticar alimentos un poco más sólidos de lo normal.
Ahora, la duda que nos queda a todos es cómo logran hacer las impresiones, pues bien, para obtener un alimento primero acceden a un software que modela la figura que quieren imprimir y luego la impresora va acomodando el material comestible en capas, dotando a la figura de un aspecto tridimensional; pero para manipular los materiales deben tomar en cuenta sus propiedades fisicoquímicas y reológicas.
Además de lo anterior, se atienden varios parámetros como la composición del material comestible, la concentración y proporción de los ingredientes para rellenar el cartucho de impresión o la temperatura de impresión, así como un control de la temperatura del comestible dentro del cartucho y la viscosidad del alimento para que pueda fluir con facilidad.
Aunque todavía está en fase prototípica, se detalló que los primeros cartuchos que se han producido contienen merengue para pasteles y chocolate, por lo que la única diferencia entre una impresora de papel y la Interlatin Colibrí 3D es el cartucho, que reemplaza la tinta tradicional por un material comestible.