Después de disfrutar de un copioso desayuno en la acogedora posada, y de charlar un rato con el posadero, se dispusieron a explorar sus callejuelas de cuento... Aviso: si tenéis que hacer algo, dejadlo para luego. Poneos cómodos, tomaos un café si eso, y tened paciencia, porque vienen muchas, pero muchas fotos...
El Altes Rathaus (el antiguo Ayuntamiento), uno de los más espectaculares de Alemania, es sólo uno de los alicientes para visitar este pintoresco pueblecito. Sus calles medievales, sus casitas de madera con las paredes torcidas (no soy yo, no es la cámara, son las paredes, que están torcidas!) bien merecen la pena una visita (¡o las que hagan falta!).
El día fue largo, y a nuestros incansables viajeros les dio tiempo a ver muchas cosas más. Como Alsfeld era pequeñito, en un rato lo habían visto entero, así que pusieron rumbo a Bad Hersfeld, cuna del Sastrecillo Valiente, ¿os acordáis del cuento? En sus ruinas románicas se celebra un famoso festival de verano, pero como nuestros protagonistas fueron en otoño, esa parte se la saltaron.
En su afán por no perderse nada, hicieron una parada técnica en Kassel, conocida en todas las guías como "la capital de los cuentos de hadas, principal parada de la ruta, donde los Grimm publicaron sus historias" y bla bla bla. El padre, que hacía poco había estado allí por trabajo, insistía en que en Kassel no había nada que ver. Pero la madre, empeñada en hacer caso a las guías, se puso un poco pesadita (vamos, que si no va a Kassel revienta!) Y resultó que
Después de comer se dirigieron al pueblo de Hannover-Münden, que en realidad no pertenece a la ruta de los cuentos, pero cuando veáis las fotos entenderéis por qué aquí sí merecía la pena parar. Esta pequeña ciudad amurallada, con su puente de más de 650 años de antigüedad y sus más de 700 casas de madera entramada, parece seguir anclada en un pasado lejano y oscuro...
Finalmente, los protagonistas de esta historia pusieron rumbo al Castillo de Sababurg, situado en medio del bosque encantado de Reinhardswald y donde, según cuenta la leyenda, una bella princesa durmió durante 100 años esperando que el beso de un príncipe rompiera el hechizo... Pero esa historia la contaremos la semana que viene, porque nuestros viajeros terminaron el día dando un paseo por el hermoso zoo de Sababurg, le más antiguo de Europa, (sí, les dio tiempo a ver anochecer desde el zoo, son estos chicos además de madrugadores son todo terreno), e incluso a acariciar a un pingüino, antes de hacer noche en la fortaleza de la Bella Durmiente...
Y con esto y un bizcocho, nos despedimos hasta la semana que viene. No sin antes dar las gracias a los que hayan llegado hasta el final... (¡que levanten la mano los que hayan llegado hasta aquí!)Aunque no os lo creáis, todo esto lo hicimos en un día, y nos dio tiempo a comer y todo. ¡Menos mal que en Kassel no hice fotos!
La primera parte del viaje (Steinau y Lauterbach), aquí.