Los retos que plantea la Inteligencia Artificial en el peritaje informático y en el análisis de la evidencia digital


En los últimos meses, con el desembarco de la herramienta ChatGPT, de OpenAI, patrocinada por Microsoft, y de otras similares, se ha producido un verdadero auge de la Inteligencia Artificial, especialmente en los medios de comunicación.

Cualquiera que haya podido interactuar con herramientas como ChatGPT, ha podido comprobar, en primera persona, el salto cualitativo que se ha producido en las respuestas de estas herramientas de Inteligencia Artificial. Incluso, ha podido llegar a asustarse, dado el nivel de precisión y de razonamiento de estas herramientas en algunos temas. Sobre todo, además, no ya por el hecho del estado actual de avance de estas herramientas, sino por las incógnitas sobre qué tipo de herramientas pueden existir ya que aún no están siendo explotadas ni comercializadas, sino en fase de investigación, así como por el desconocimiento de a dónde se puede llegar en las próximas décadas. ChatGPT y herramientas similares de su generación, además, se encuentran en la frontera de pasar, por primera vez en la Historia, el conocido como test de Turing, postulado por el brillante matemático e informático teórico británico Alan Turing (que descifró la máquina Enigma utilizada por el Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial, siendo pieza fundamental para que los Aliados vencieran a las Potencias del Eje en el conflicto), consistente en que, si un humano era capaz de mantener un diálogo textual con una máquina sin percatarse de que lo era, es que dicha máquina era inteligente.

El autor y científico especializado en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial Raymond Kurzweil, actualmente director de ingeniería en Google, vaticinó, en el año 2005, en su obra La singularidad está cerca, que la singularidad tecnológica llegaría en torno a 2045. Este acontecimiento, la “singularidad tecnológica”, consistiría en el hipotético advenimiento de “inteligencia artificial fuerte”, es decir, en la llegada de programas, robots y sistemas informáticos, capaces de diseñar programas, robots y sistemas informáticos mejores que los ya existentes. Se teoriza que la repetición de este ciclo, hipotéticamente sin fin, podría escapar del control de la Humanidad (en los últimos meses, magnates de la informática de la talla de Elon Musk han solicitado un “alto” en el camino, con objeto de crear una serie de códigos y reglas internacionales que impidan, precisamente, esta situación), llegándose a crear generaciones de máquinas cada vez más potentes, con una inteligencia muy superior a la humana, que podrían poner en peligro la existencia de la propia Humanidad. Organismos internacionales como la Unión Europea, o nacionales, como el Gobierno de España, están creando distintas agencias y regulaciones que se encargarán de gobernar y de legislar en materia de Inteligencia Artificial. Todo ello lo cual, además, desmiente de forma clara el mantra de las distintas Administraciones políticas que refieren constantemente que la Unión Europea pretende desregular y eliminar trabas burocráticas a la prestación de servicios, lo cual es absolutamente falso, siendo que la Unión Europea va, de hecho, en la dirección contraria.

Si bien no se puede llegar a saber, ahora mismo, si la llegada de la singularidad llevaría a la humanidad a un escenario como el vaticinado en la saga Terminator, en el que las máquinas se han rebelado contra los hombres y han tomado el control del planeta, declarando la guerra total a la Humanidad, la llegada de la singularidad, en cualquier caso, supondría un cambio en el curso de la Historia, modificando para siempre la forma de pensar y de actuar de los hombres, en una dirección que ahora mismo es imposible de predecir.

Por otra parte, es un hecho que la Inteligencia Artificial está impulsándose en base a los avances que se producen en materia de algoritmia, minería de datos y Big Data, es decir, en base a la mejora de los procesos decisionales (los algoritmos), a la mejora en las estructuras de datos y el acceso a los mismos (la minería de datos), así como también, por supuesto, en la mejora en el acceso a grandes (inmensos) repositorios de datos (Big Data), lo cual constituye una diferencia con las “profecías” de la película Terminator, que se basaban en la mejora de los microchips, es decir, en adelantos en el hardware. En cualquier caso, el salto cualitativo es muy evidente y afectará (ya de hecho lo está haciendo), a prácticamente todas las esferas personales y profesionales de la vida.

En el caso del peritaje informático y de la informática forense, es evidente que la llegada de la Inteligencia Artificial plantea enormes retos. Ya se están viendo fotografías generadas por Inteligencia Artificial, de paisajes, de monumentos o de personas que no existen y, que pasan, perfecta o casi perfectamente, por fotografías reales. También se está viendo la creación de vídeos en los que se modifica la cara de uno de los protagonistas y se superpone, mediante Inteligencia Artificial, otra cara diferente (es lo que se conoce como “deepfake”). Asimismo, también pueden generarse audios mediante Inteligencia Artificial, existiendo ya algoritmos capaces de procesar la voz humana de, por ejemplo, un actor o actriz de una película, generándola después en otro idioma, por lo que se tendría una película traducida a varios idiomas, con las voces “reales” (si se puede decir así), de los actores, traducidas a diferentes idiomas y sin utilizar para ello dobladores ni siendo tampoco necesario que los actores hablen dichos idiomas.

La pericial informática, en los tiempos que corren, es la prueba reina en cualquier procedimiento judicial. Actualmente, en la mayoría de los procedimientos judiciales, se aportan correos electrónicos, mensajes de aplicaciones de mensajería, como WhatsApp o Telegram, teléfonos móviles o volcados de telefonía móvil, discos duros, memorias USB o pendrives, DVDs, vídeos, fotografías, ficheros de audio, documentos ofimáticos, ficheros en PDF, listados de conexiones a antenas de telefonía o BTS, listados de llamadas, mensajes SMS, etc., que pueden ser impugnados en cualquier momento, por lo que siempre será necesaria la actuación o peritación de dichos contenidos por parte de un perito informático colegiado. En estos casos, el perito informático colegiado deberá siempre realizar una adquisición o volcado forense, en base a las distintas normas internacionales concernientes en materia de informática forense, obteniendo y diligenciando siempre, ante fedatario público, la huella digital de dicho volcado, con objeto de establecer un protocolo de cadena de custodia sobre la evidencia, que permita asegurar la misma y poder analizarla, seguidamente, con herramientas forenses.

Con la llegada de la Inteligencia Artificial, se pondrá a prueba el trabajo de los peritos informáticos a la hora de analizar evidencias informáticas. La cuestión fundamental que definirá la autenticidad e integridad de una evidencia (aunque no la única), será sobre todo la cadena de custodia de la misma, es decir, que se pueda seguir, perfectamente, una trazabilidad absoluta desde el momento actual, hacia atrás en el tiempo, hasta el instante mismo de generación de esa evidencia, pasando, obviamente, por la forma en que se produjo su volcado, clonado o, en general, su adquisición forense, teniendo en cuenta que siempre deberá realizarse el volcado del continente (el dispositivo), en el que se encuentre la evidencia, con objeto de que no se pierda la trazabilidad del origen. Es decir, se valorará, más aún si cabe que actualmente, la cadena de custodia de la evidencia y la garantía de su trazabilidad hasta el origen de la misma. Para ello, será fundamental el análisis de los metadatos de la evidencia, así como del sistema de ficheros en que se halle la misma, pero también el análisis de los registros del sistema operativo del dispositivo con el que se creó la evidencia, si es posible, con objeto de verificar que la misma no fue manipulada ni, menos aún, creada “ad hoc”.

Una vez validada la cadena de custodia de la evidencia, se procederá a analizar la misma con las técnicas forenses existentes o con las que se desarrollen en el futuro, para lo cual, será fundamental la formación continua de los peritos informáticos colegiados.

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