Con el otoño llegan las primeras lluvias. Presente en cualquier trayecto que llevemos a cabo, la lluvia puede suponer un riesgo si no tenemos en cuenta una serie de precauciones donde los neumáticos tienen un papel principal. Tenerlos en buen estado es una manera de reducir cualquier riesgo.
Piensa que los neumáticos es el único punto de contacto entre el vehículo y el asfalto. Sufren cambios importantes de temperatura y condiciones meteorológicas durante todo el año, desde el frío invierno al abrasador verano. Por ello, revisa que todos los neumáticos tengan un dibujo que ronde los 2 milímetros. Si ves no es así, acude a tu taller de confianza a cambiarlos.
Uno de los efectos más comunes con el binomio agua y neumáticos es el aquaplaning. Se da cuando el vehículo pasa por encima de una superficie con una cierta cantidad de agua que no puede evacuar el neumático y que, como consecuencia, éste pierde tracción y el conductor pierde el control sobre el mismo.
En el aquaplaning intervienen especialmente factores relacionados con el vehículo. Así, las cubiertas de vehículos desgastadas tienen una mayor posibilidad de sufrir aquaplaning a menores velocidades y volúmenes de agua, que no aquellas con cubiertas en perfecto estado y poco rodadas. Otro de los aspectos a tener en cuenta es la presión de inflado de las cubiertas. Es por ello que, cuando se encuentran poco infladas tienen una mayor superficie en contacto con el pavimento lo que provoca que evacuar el agua se le haga más complicado. Puedes ampliar la información sobre aquaplaning en este link http://www.michelin.es/neumaticos/consejos/guia-de-mantenimiento/aquaplaning
Pero no es el aquaplaning la única situación que puede provocar peligro con la lluvia. Aquí te hemos resumido algunos de los consejos a tener en cuenta para que tu conducción sea más segura.
http://blog.signus.es/neumaticos-y-lluvia/