El tema del patinete eléctrico es cuanto menos controvertido. Desde que comenzó su expansión en el mercado y empezaron a verse cada vez con más y más frecuencia en las calles de las ciudades, han sido tema de conversación en reuniones sociales. Los cuñados del mundo, por primera vez y sin que sirva de precedente, se han dividido entre quienes alaban lo fácil y rápido que es moverse con ellos y quienes los ven como un objeto cuyas ruedas las mueve el mismísimo diablo.
Ahora, vuelve a estar en el punto de mira tras la medida cautelar de la Comunidad de Madrid de prohibir el patinete eléctrico en el transporte público. Una decisión que llega tras un percance ocurrido hace algunas semanas y que, si bien ha quedado en una anécdota, podría haber tenido consecuencias bastante graves.
Pero, ¿realmente son los patinetes eléctricos un objeto peligroso? Como todo, depende de muchos factores. Aún a riesgo de que salga algún tuitero ofendidito, considero que el peligro no es el patinete, es la persona que lo conduce.
El patinete eléctrico es una gran idea que no siempre estamos utilizando bien
Entiendo perfectamente el debate que hay en torno al patinete eléctrico y que sea un tema que ha polarizado tanto a las personas. No es habitual encontrar posiciones intermedias y si hablas con tu entorno seguro que hay detractores y defensores casi a partes iguales, con una posición muy clara al respecto. Según el lado en el que a cada uno le coja la tormenta, claro. Así somos, mirándonos siempre el ombligo según nuestros intereses personales.En mi caso, la verdad que debo ser de esa pequeña parte de la población que entiende ambas posturas y que ama los patinetes tanto como los odia. Tengo un patinete eléctrico en casa (el Xiaomi Mi Scooter 2 Pro, muy buena opción de compra, por cierto) que he utilizado menos de lo que pensaba. Y eso que, conociendo mi historial, ya lo compré pensando que no iba a utilizarlo a diario, pero, oye, me pareció una gran idea en una ciudad como Madrid si no quería depender del transporte público. Probablemente lleve un par de años parado, desde que he descubierto lo maravilloso que es ir caminando a todos lados mi recuento de pasos se ha multiplicado. A pesar de eso, no tengo intención de deshacerme de él porque considero que en algún momento me puede hacer falta. Otro por si acaso más a la lista.
En sí, el concepto del patinete eléctrico me parece una idea fantástica. Un medio de transporte unipersonal, con el que circular sin esfuerzo y que te permite cambiar de vehículo a peatón según tus necesidades. Barato de mantener y, bueno, relativamente cómodo según lo que te gusten este tipo de aparatos. Pero el principal problema lo encuentro en que no sabemos vivir en sociedad.
Circular por las aceras, saltarse semáforos, dar en los tobillos a la gente en el metro, modificarlos para que corran más de la cuenta… La libertad de cada uno termina donde empieza la del otro y actuaciones como estas pueden molestar mucho al resto de los viandantes y conductores. Entonces, ¿el problema está en los patinetes? No, el problema reside en cómo lo utilizamos.
Cuando voy en coche, jamás me quejaré de un patinete que va a sus 25 km/h delante de mí. Ya lo adelantaré cuando pueda. Los patinetes tienen el mismo derecho a circular que una bici, una moto, un coche o un autobús. Y esto no va de quién la tiene más grande. Todos son vehículos autorizados. Pero sí que me quejaré de aquellos que ponen en riesgo la seguridad de los demás, los que, como te decía en el ejemplo anterior, se saltan un semáforo o circulan por las aceras. No soporto las actitudes incívicas, debe ser que me estoy haciendo mayor.
Is qui lis pitinitis ixplitin. Lo que nos faltaba
Y como te decía, a mí el patinete eléctrico me parece un vehículo fantástico y por eso, aunque retuerza el hocico cuando uno me adelanta por la acera, mi discurso suele estar a su favor, especialmente cuando se utilizan argumentos como los patinetes explotan.No, señores, los patinetes no llevan un Samsung Galaxy Note 7 en su interior. No están creados para explotar y son productos muy seguros. Los modelos oficiales que podemos comprar en cualquier tienda pasan sus certificaciones de seguridad como cualquier otro dispositivo electrónico. No van a hacer pum si te traes uno del Media Markt de tu barrio.
Un patinete eléctrico explotó en la línea 2 del Metro de Madrid
Si ves las noticias en la televisión, lees diarios digitales o desayunas mirando Twitter, seguro que el pasado 17 de octubre te enteraste de la explosión de un patinete eléctrico en el Metro de Madrid. Por suerte, no hay heridos que lamentar y la única incidencia fue que la circulación de la línea 2 del metro, entre Alsacia y Ventas, se vio interrumpida durante unos minutos. Además, de que un patinete quedó inservible y bien chamuscado, por lo que a su propietario se le habrá adelantado la cuesta de enero.Circulación interrumpida en L2 entre Alsacia y Ventas, en ambos sentidos, por incidencia en un tren. Tiempo estimado de solución más de 15 Minutos.
— Metro de Madrid (@metro_madrid) October 17, 2023
Aunque la primera versión oficial trató de quitarle hierro al asunto, haciendo alusión únicamente al humo, un usuario añadió una fotografía en la que se puede ver el estado en el que quedó el vagón.
menos mal que solo humo… pic.twitter.com/D9zmZttSyj
— Eduarditosims01 (@eduarditosims01) October 18, 2023
La seguridad de las personas es lo primero de todo y siempre, sin excepción, debe ser la prioridad. En este caso, no hubo daños personales, pero sí podría haber ocurrido una desgracia mayor. ¿Debemos demonizar todos los patinetes por esto? Considero que no es justo.
¿Por qué puede explotar un patinete?
De momento y aunque ya han pasado algunas semanas desde los hechos, no he encontrado declaraciones oficiales del motivo por el que este patinete en concreto explotó. Todo son conjeturas y no es el momento de poner la mano en el fuego por lo que pudo suceder ese día. Pero sí que quiero poner sobre la mesa algunos supuestos peligros del patinete y cuándo sí pueden dar lugar a una explosión.No es lo habitual, y hasta la fecha ya han demostrado con creces ser bastante seguros, pero ser que simplemente un patinete tenga un fallo de fabricación concreto. Puede ocurrir con cualquier tipo de aparato. En el caso concreto de estos dispositivos, lo que más riesgo implica son las modificaciones no homologadas. Ese amigo del primo de tu vecino que con sus propias manos ha cambiado la batería para darle más capacidad, incluso el motor o las ruedas… quizá no es lo más seguro.
También puede ocurrir un problema de sobrecalentamiento mientras se carga, ya no derivado del propio patinete, puede ser un problema del enchufe o del cable si utilizamos uno de mala calidad. No es la primera vez que un smartphone ha salido ardiendo por este motivo y los patinetes eléctricos, que tienen una batería mucho más grande, pueden ser más susceptibles a esto.
En cualquier caso, la próxima vez que tu cuñado diga que los patinetes explotan (así en genérico y como si fuera algo que pasa todos los días), recuérdale que llevan ya bastantes años en el mercado y que el porcentaje de polémicas que han tenido es mínimo comparado con la cantidad de ellos que circulan a diario por las calles de medio mundo.
Cada vez más ciudades prohiben los VMP, ¿es el principio del fin?
En cualquier caso, las medidas preventivas puede ser un buen camino hasta que se esclarezcan los hechos y se tome una decisión firme sobre si estos vehículos son un peligro a bordo de transportes públicos o no. Y aunque, a priori, parezcan inofensivos, tenemos antecedentes de otras ciudades que ya han tomado una decisión similar en el pasado. No, Madrid no ha sido pionera a la hora de prohibir los patinetes en el metro.En Barcelona, la ATM inició la prohibición de los vehículos de movilidad personal el 1 de febrero de 2023, tras la explosión de un patinete en el interior de un tren de la red FGC. Este suceso, ocurrido el 17 de noviembre de 2022, se saldó con tres heridos. Aunque se trataba de una medida provisional, hace apenas unas semanas se ha prorrogado de forma indefinida, lo que ha provocado manifestaciones en contra de la medida.
La medida es similar en Palma de Mallorca, donde la EMT ha prohibido el acceso de patinetes y monociclos en todos sus autobuses. Por su parte, la capital andaluza ha tomado el camino de en medio. En Sevilla se prohiben la entrada de VPM en el transporte público en las horas punta, en servicios especiales o en momentos de alta ocupación.
Fuera de nuestro país también hay ejemplos. Más drástica es la decisión tomada en la ciudad de París, donde los patinetes eléctricos están prohibidos desde el 1 de septiembre de 2023. Por primera vez en la historia mundial, se convocó un referendum para decidir si los patinetes pueden o no circular por las calles de la ciudad de la luz. Una bajísima cuota de participación (poco más de 100.000 personas acudieron a las urnas) dio la aplastante victoria al no, con más de un 90% de los votos. La medida, que ya ha entrado en vigor, ha reducido muchísimo la presencia de estos vehículos, aunque los de uso personal en propiedad sí están permitidos.
Estas medidas suponen un varapalo a este nuevo medio de transporte y a la movilidad sostenible. Parece que en lugar de ir hacia adelante vamos para atrás. Se ponen impedimentos al uso de los patinetes a la vez que cada vez se dificulta más la movilidad en los núcleos urbanos. Estas restricciones de tráfico (véase, siguiendo con el ejemplo de Madrid, la Zona de Bajas Emisiones de Especial Protección -ZBEDEP- Distrito Centro), están principalmente fundamentadas en una cuestión medioambiental, sin embargo, los vehículos eléctricos se encuentran cada vez con más escollos. ¿En qué quedamos?
Pues parece que quedamos en lo de siempre. En que, al final, el currito es quien más pierde. En mi entorno conozco varias personas que utiliza(ba)n el patinete eléctrico como un enlace desde la parada de metro hasta su lugar de trabajo. Personas que viven a las afueras, en zonas mal comunicadas y que quizá tienen el metro más cercano a varios kilómetros. Personas que ahora han quedado aisladas. Y sí, pueden caminar media hora hasta la parada de metro o autobús, pero esto puede suponer un perjuicio a su calidad de vida.
También debo y quiero apuntar que hay muchas otras personas a favor de esta medida. Especialmente aquellas que cogen el metro a hora punta y que en alguna ocasión se han llevado un tobillazo porque sus propietarios no lo han plegado o han pasado junto a otras personas sin ningún tipo de miramiento. Y llevan toda la razón del mundo.
Al patinete eléctrico le queda mucha vida, pero este no es el camino
El patinete eléctrico es el mayor ejemplo de cómo a veces el mundo va más rápido que nosotros. La llegada de estos vehículos de movilidad personal nos han pillado con las manos en otra masa y todavía quedan muchos aspectos por regular. Llevan ya bastantes años entre nosotros (aunque, para mí, la fiebre empezó cuando Xiaomi sacó su primer modelo, a finales de 2016. Fijaos si ha llovido) y todavía generan un mar de dudas.En mi opinión, una legislación general, que no nos vuelva locos según el municipio en el que nos encontremos, se hace necesaria. Que todos tengamos claro cómo se puede circular y cómo no, qué está permitido y qué supone una infracción.
También sería interesante que la propia DGT ponga más claros ciertos aspectos, como quién necesita seguro, certificado de circulación o matriculación. Porque muchas veces no es que queramos incumplir la norma, es que no hay narices de enterarse de qué va la vaina. Además, que un día sí y un día también cambien las normas, tampoco ayuda.
No, todavía no ha llegado el fin del patinete eléctrico, apuesto a que este segmento tiene todavía mucho camino por delante y realmente creo que es el futuro de la movilidad unipersonal. Pero si nos pusieran las cosas un poquito más fáciles también se agradecería. No pedimos tanto.
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