El black hat SEO consiste, en resumen, en intentar ser más listo que Google haciendo trampas y triquiñuelas para subir en el ranking. Esto no suele ser precisamente sencillo y puede desembocar en una penalización que te envíe a los confines de sus páginas de resultados o hacer que, directamente, dejes de aparecer entre ellas.
Las hay más burdas y las hay más refinadas y complejas, pero desde Internet República te recomendamos que evites estas prácticas y te ciñas a hacer única y exclusivamente aquello que no esté prohibido, especialmente si no tienes muchos conocimientos en la materia (y ojo, que no decimos que hagas solo lo que está expresamente permitido, que es muy diferente). De lo contrario, las consecuencias para tu web podrían ser catastróficas.
Algunas prácticas de Black Hat SEO
PLAGIO:
La más básica y burda de todas. Consiste en coger un contenido ajeno, pulsar el botón derecho del ratón, copiarlo y luego pegarlo en tu web. ¿En serio crees que algo tan ridículamente sencillo va a lograr que posiciones bien? Háztelo mirar. Puede que eso te funcione para sacarte un doctorado en algunas universidades españolas, pero Google lo va a detectar… y no le valdrá la excusa de que todo fue “un error informático”.
SPINNING:
Está un escalón por encima del plagio en lo que a refinamiento se refiere. Consiste en copiar (ya sea a mano o con determinadas aplicaciones que lo hacen de manera automática) trozos de contenidos diferentes para dar lugar a un “nuevo” contenido. Hoy por hoy puede llegar a funcionar si se hace MUY bien, pero solo es cuestión de tiempo que ni siquiera haciéndolo muy bien consigas que cuele.
TEXTOS OCULTOS:
Una práctica muy habitual en tiempos pretéritos y que, todavía hoy, algunos pobres ilusos llevan a cabo (sin éxito). Consiste en “esconder” textos hiperoptimizados para SEO (o directamente repeticiones de una palabra clave) a través de los estilos de una web (por ejemplo, poniendo una fuente blanca sobre un fondo blanco). En la actualidad es algo que se ha quedado más antiguo que los guateques con música de Bruno Lomas que montaba tu padre cuando era mozo. Pues eso, que no lo hagas: por tu web y por tu propia dignidad.
CLOAKING:
Esta es mucho más compleja que las anteriores. Se trata de configurar una página de modo que muestre un contenido al usuario (pensado para seres humanos) y otro diferente (mucho más optimizado, pensando para robots) a los crawlers de Google que entran a rastrearla. También ha caído en desuso, al menos en su forma más básica, ya que los bots cada vez son más listos y es muy posible que te pillen. Evítalo, a no ser que seas Amazon…
REDIRECCIONES ENGAÑOSAS:
“¡Eh, que yo he hecho clic para entrar en una web y me ha llevado automáticamente a otra totalmente diferente!” o “¿por qué si intento entrar en esta web, que supuestamente contiene la receta de la tortilla de patata, me lleva a la página de descarga de una app y no a la receta en cuestión?”. Eso es lo que piensa el usuario (y Google) cuando alguien tiene la brillante idea de crear redirecciones que le acaban llevando a donde no pretendía ir. Mejor evítalo y así te ahorras unos cuantos disgustos. Y penalizaciones.
EMPACHO DE PALABRAS CLAVE:
El empacho de palabras clave o keyword stuffing (para los fans de la terminología en inglés) es una táctica que ya no funciona. Hace tiempo, el empacho de palabras clave funcionaba porque Google no era capaz de detectar el empacho de palabras clave con tanta facilidad como ahora. Hoy en día la cosa ha cambiado y el empacho de palabras clave no te va a hacer posicionar mejor. ¿Te queda claro lo que es el empacho de palabras clave o no te queda claro lo que es el empacho de palabras clave? Pues eso. Evítalo en la medida de lo posible y redacta tus contenidos, sin olvidar el SEO, pero también teniendo en cuenta que los van a leer seres humanos.
PATRONES DE ENLACES:
“¡Oh, mira, mi web ha conseguido 200.000 enlaces en dos horas! ¡Y todos ellos “dofollow” y con anchor texts de gran relevancia SEO!”. Puede que eso cuele si has descubierto la cura del cáncer y la has publicado en tu blog, pero si no, va a ser tremendamente obvio el hecho de que te has dedicado a pagar por links. Una estrategia de off-page mal hecha y a lo loco puede traer terribles consecuencias, así que mejor cúrrate un poco el link building si no quieres acabar con una penalización de Google.
Estos son solo algunos ejemplos de las prácticas “black hat” más conocidas. Obviamente existen muchísimas más, mucho más rebuscadas y, algunas de ellas, tremendamente efectivas… al menos por el momento.
Como ya comentamos más arriba, lo más probable es que si las llevas a cabo acabes con una penalización, pero también es verdad que existen personas con gran experiencia en este campo y que conocen maneras más o menos tramposas de posicionar usando esta clase de métodos sin que Google lo detecte. En resumen, que no te la juegues a no ser que sepas muy bien lo que estás haciendo.