REENCONTRANDO LA PASIÓN DE ESCRIBIR


Nos sucede, por momentos, que nos olvidamos de recordar el por qué hacemos las cosas. El por qué y el para qué.


El para qué nos lleva hacia adelante, hacia lo que pretendo crear, mientras que el por qué nos lleva hacia atrás, hacia el inicio, hacia el motivo. Este límite (entre el por qué-pretendido y el para qué-motivado) a veces se desdibuja, principalmente cuando el motivo está emparentado con la intención.
Por ejemplo: ¿Por qué haces eso?, "Porque me siento libre cuando lo hago". Ese bien podría ser el para qué: lo hago para sentirme libre, cuando lo hago, allá adelante, me voy a sentir libre y eso me gusta mucho. Pero, al mismo tiempo, es el por qué: porque cuando lo hice ayer, atrás, me sentí libre y quiero volver a sentirme de ese modo. Lo hago porque cuando lo hago me siento libre. Es el motivo y la intención. Entonces, me gusta pensar en el tiempo como un espiral y no como una recta donde hay ayer, hoy y mañana. El tiempo sería un espiral en el que hoy es cuando están sucediendo todas las cosas. El ayer se funde con presente y futuro.

Si nos paramos en el pasado, todo es pasado. Sólo puedo recordar el pasado, esta letra que estoy apretando en el teclado ya la apreté, ya es pasado. Miro el monitor y cuando puedo reflexionar sobre lo que estoy mirando-percibiendo, ya es pasado.

Si nos enfocamos en el futuro, todo es futuro. Salto hacia el vacío todo el tiempo, esto es nuevo, este momento es del futuro, el minuto 52 está en el futuro, hacia el bebé que nace.

Si nos enfocamos en el presente, ¿Qué va a pasar? Siempre va a ser presente. Y esta es una postura muy aceptada en estos tiempos, porque nos otorga esa ilusión de tenerlo bajo control. Porque si todo está pasando ahora, yo puedo intervenir en esto que está sucediendo y de alguna forma siento que manejo el timón del barco de mi vida y que todo depende de las decisiones que tome ahora, de alguna forma, estoy adueñándome del futuro y responsabilizándome por el pasado. Entonces, esta relación que mantengo con el presente está afectada por la posibilidad que se abre con mis elecciones, en el movimiento de timón que siento que está bajo mi poder.

Entonces, ¿Qué sentido tiene hacer esta distinción entre pasado-presente-futuro cuando todo está sucediendo ahora?

Hay algo que nos salva de esta disociación: es amar. En el amar coexiste el tiempo en todas sus formas, porque al amar existe una incertidumbre que entusiasma, una responsabilidad que motiva, un recuerdo que conquista. Tiene para mí mucho que ver con este momento comience a tener una forma única y ya no hay tiempo.

Hace muy poquito comprobé, con una escritora amiga y poetisa, que el mejor camino para re-conectar con la pasión es encontrarse con el para qué/por qué hago-escribo y esa respuesta, indudablemente, va a estar relacionada con el amor en alguna de sus formas.

Recuerda reconectar con tu pasión, en la dirección que sea. Recuerda para qué/por qué escribes.



Fuente: este post proviene de amiklea, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Muchos dirán que con el surgimiento de Internet la labor de las editoriales ya no es necesaria, porque un autor puede autopublicarse. Es una opción y, quien lo desee y tenga tiempo para hacerlo, me pa ...

SOSPECHAS Víctor Llegué a la escuela más tarde de lo debido. Por fortuna no había nadie cuidando la entrada; de lo contrario, no hubiera podido pasar a recibir mis últimas clases. Los alumnos en gener ...

Recomendamos