Y es que te han contado tantos cuentos que ahora ya no crees en los buenos y solo puedes ver lobos aullar cuando unos labios se abren y dicen te quiero sin dudar.
Te has creído tantas versiones que ya no sabes cuál es el original y te has terminado conformando con las copias.
Tienes una mirada deseando reflejarse en unos ojos que sepan verte.
Y es que te has chocado tantas veces que ya ni duele pero hay muros que llevan tu nombre y hasta las piedras se hacen a un lado cuando te ven llegar.
Te has acostumbrado a ir dando palos de ciego y ahora que ves un poco de luz te asustas y aprietas pestañas con pestañas para seguir sin ver un mundo que te llama y te asusta por igual.
Tienes la vida
y tus ganas siempre fueron algo granada,
así que, tira,
que explote el miedo
y, al fin, puedas ser libre
y decir aquello de yo puedo.
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