A veces pienso en los mecanismos que utiliza nuestro cuerpo para avisarnos de que alguna cosa no va bien. Nuestro cerebro y nuestro corazón emiten pequeñas señales, sutiles a veces, nimiedades que dirían algunos, pero síntomas de algo mayor que ocurrirá sin remedio si no se reacciona a tiempo. Pero no solemos hacer caso a estas pistas. Nuestra vocecita interior ya puede estar a chillido diario que nos haremos los locos y como si nada. No solemos hacer mucho caso a la intuición, a ese primer impulso que nos guía hacia un lado concreto, pero que obviamos por mil razones y excusas diferentes en cada ocasión.
A veces sí que vemos estas señales, las vemos a todo color y hasta con luces de neón, pero no queremos reconocer que las hemos visto. Como si apartando la mirada o concentrándote mucho en otra cosa eso fuera a desaparecer y ya no tuviéramos que enfrentarnos al temido momento de tener que tomar una decisión. Qué reacción tan humana el pensar que las cosas se solucionarán solas ¿verdad?
Muchas otras veces lo que ocurre es que nos pasamos el día esperando esa señal. Ese momento en el que lo veamos todo claro, el empujón necesario, la energía para dar ese primer paso, el argumento para dejarlo todo y empezar en otro lugar.
Lo importante en ese momento será darse cuenta de que es el momento.
La entrada De abandonos y otras historias aparece primero en Lilu and Me.