Nos encontraremos con dos clases de luz, la suave y la dura.
¿Qué es la luz dura y qué es la luz suave?En fotografía consideramos una luz dura aquella que independientemente de su intensidad, produce una transición de luces a sombras pronunciada y repentina mientras que consideramos luz suave aquella en que dicha transición es sutil y progresiva.
La suavidad o dureza de la luz afectan a las transiciones, pero el punto de mayor iluminación y el punto de menor iluminación no tienen porque cambiar. Eso significa que podemos conseguir contrastes sin necesidad de luz dura. Podemos conseguir una iluminación suave con más o menos contraste.
No hay que confundir la suavidad o dureza con la dirección de la luz.
Para conseguir un contraste mayor o menor podemos jugar con la dirección de la luz, desde donde ilumines definirá el contraste de la imagen, pero como te he comentado antes la suavidad o la dureza de la luz definen la transición, no los extremos.
Muchos factores afectan a la dureza o suavidad de una fuente de luz, pero erróneamente muchos piensan que los difusores aplicados a la fuente de luz son la principal razón. En realidad, es más sencillo que eso. La principal razón que hace que una luz sea dura o suave es la relación de tamaño entre la fuente de luz y lo que fotografiemos.
Cuanto mayor sea el tamaño de la luz aparente, más suave será esta, y si dos fuentes de luz tienen un tamaño aparente parecido, entonces los difusores marcarán la diferencia.
La distancia juega un papel muy importante, ya que cuanto más alejemos nuestro punto de luz de nuestro sujeto más empequeñecemos el tamaño aparente de la luz y, por lo tanto, hacemos la luz más dura.
Como ejemplo, podemos decir que la luz del sol es dura a pesar de que el sol es muy grande. Esto es porque debido a la distancia a la que nos encontramos con respecto al sol, hace que su tamaño aparente sea muy pequeño, y por eso crea sombras tan pronunciadas. En cambio en un día nublado, el manto de nubes crea una fuente de luz menos puntual y mucho más grande sobre nosotros, generando luz suave.
¿Cómo conseguimos luz suave y luz dura?
Conseguir una u otra es muy fácil una vez entiendes la teoría. Sólo necesitas cambiar el tamaño de tu fuente de luz en proporción a tu sujeto.
Si quieres una luz dura, haz que tu fuente de luz sea lo más pequeña posible, y si la quieres suave, añade modificadores que amplíen el tamaño de tu fuente de luz ( paraguas, softbox, una sabana entre dos pies de luz? cualquier cosa vale ). La forma más sencilla de conseguir una gran superficie para iluminar a nuestros sujetos es rebotar la luz en una pared o el techo. De esta manera conseguirás una fuente de luz gigantesca en casi cualquier sitio y sin materiales adicionales.
Según lo que vayas a fotografiar necesitarás un tamaño mayor o menor para suavizar la luz:
Para retratos en general un Octabox de 110cm es un buen tamaño.
Para un coche o cosas muy grandes, se utilizan bancos de luz que pueden medir varios metros y cuestan una fortuna.
Para macros, casi cualquier flash sin modificar sirve, ya que tus sujetos serán más bien pequeños.
Por norma general, suele utilizarse más la luz suave que la luz dura, sobre todo en retratos.
Para algunos efectos más concretos la luz dura aporta mucho, y no debemos descartarla. Si queremos dar una sensación de agresividad o fuerza, la luz dura nos ayudará a transmitir eso, pero si por el contrario queremos transmitir una sensación de ternura, romanticismo o melancolía, la luz suave es la adecuada.